Page 105 - Un abuelo inesperado
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–Era tu madre la que ha llamado. Ya están aquí –dijo de pronto mi abuelo.


               –¿Aquí en el pueblo? –pregunté.


               –Aquí en España.


               –Ya. ¡Cómo se pasa el tiempo!


               –A mí me lo vas a decir.


               –¿Cuántos años tienes, abuelo?

               –Menos de cien.


               –Pues como yo.


               –Tienes razón. Eres un chico listo, Ismael. Ismael es el protagonista de una gran
               novela. Una de mis preferidas. Menos mal que la leí antes de montar el
               restaurante.


               –¿Por qué dices eso?


               –Porque luego ya no me quedó tiempo.


               –Ya. ¿Qué libro te llevarías a una isla desierta, abuelo?


               –Vaya tontada de pregunta. Una isla desierta... No hay islas desiertas. Si tuviera
               que elegir un libro para cuando vaya al hospital, me llevaría Robinson Crusoe.


               –¡Al hospital! ¿Por qué vas a tener que ir al hospital?


               –Porque soy viejo, Ismael. Porque algún día me tocará ir. Seguro que un viernes
               –dijo mi abuelo. Y se paró, tal vez exhausto, a menos de cincuenta metros de la
               casa–. Por cierto, te queda menos de un día para adivinar el asunto maletero. Ese
               era el trato. Ya me habría gustado a mí que fuese más tiempo. Mañana llegan tus
               padres.


               –Quieres decir, además del taladro de Benito.
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