Page 103 - Un abuelo inesperado
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EL CAMINO DE VUELTA fue silencioso. Mi abuelo caminaba como midiendo
los pasos. Yo, a su lado, sin subirme a la bicicleta. Con una mano en el sillín y la
otra en el manillar. Andando. Sin conseguir pensar en nada en concreto.
Tenía la sensación de que apenas avanzábamos, de que permanecíamos en el
punto de partida, pero no: ya estábamos en nuestra calle casi sin vecinos. La casa
al fondo, con aquel trasto de coche justo en el mismo lugar. Más sucio, igual de
viejo y averiado.