Page 16 - Un abuelo inesperado
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¿Qué habría ocurrido entre ellos? ¿Sería una tontería, o algo más grave? Y lo que

               más curiosidad me despertaba: ¿cuál era ese negocio?

               Pensé en profesiones que a su vez fuesen un negocio: electricista, fontanero,
               panadero, zapatero... Pero quién me decía a mí que no había tenido una

               pastelería, un estanco, o tal vez una empresa de deportes de alto riesgo.

               Miré la hora en la pantalla del móvil. Según mis cálculos, quedaba menos de
               media hora para llegar. En casa habíamos consultado en internet las estaciones

               por las que tenía que pasar y las habíamos apuntado en un folio, que me había
               dejado olvidado en la mesilla.

               «Esto es todo recto, ¿ves? Creo que Shackleton lo tuvo algo más complicado

               cuando quiso llegar al Polo Sur», me dijo mamá revolviéndome el pelo con la
               mano.

               Mi vecina de asiento lanzó un ronquido que bien podría haber sido récord

               mundial de ronquidos en tren.

               –Lo que te decía: ni pegar ojo –soltó de repente abriendo mucho los ojos, como
               si me hubiese leído el pensamiento–. ¿Te he dicho que estoy escribiendo un libro

               de cocina? Trucos, recetas y sabores de cocina. ¿A que es bonito el título?

               –Igual es mejor Sabores, trucos y recetas de cocina –dije.


               –Sabores, trucos y recetas de cocina. Sabores, trucos y recetas de cocina...
               ¡Humm, no suena nada mal!
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