Page 57 - Un abuelo inesperado
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Aquella nevera tenía vida propia. Avanzaba lentamente. Cada vez estaba más

               lejos de la pared. El cable negro que le suministraba la energía comenzaba a
               tensarse...

               –Abuelo –le interrumpí–, ¿puedes venir un momento? El frigorí...






               –¡Sit! –dijo mi abuelo asomando por la puerta, a pequeños pasos también, como
               un frigorífico más–. ¡Sit! –repitió.


               Y el frigorífico se detuvo en seco. Obediente, sumiso, dócil.


               –Un día casi lo atropella un coche –dijo mi abuelo–. Hay que tener mucho
               cuidado con este elemento. Si no fuera por el cariño que le tengo... Tu abuela
               tiene una teoría al respecto. Ya te la contaré otro día. Me ha venido a la cabeza
               un episodio y voy a escribirlo antes de que se me olvide.
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