Page 77 - Un abuelo inesperado
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darle otro mordisco a la rosquilla.
–A tu padre le encantaban mis rosquillas. Te miro y le veo a él. Eres igual,
idéntico. No te imaginas lo contentos que se pusieron tus abuelos cuando
supieron que ibas a venir –dijo–. Anda, coge otra para el camino. Mejor, coge
dos para tus abuelos. Espera aquí, que te traigo una bolsa.