Page 81 - Un abuelo inesperado
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Pensé peguntarle por qué él tampoco nos visitaba nunca, pero no tuve valor, ni

               tiempo.

               –El médico le dijo a tu abuela que tengo los huesos como carcomidos. Él sí que
               estaba carcomido. Tenía una nariz que la podían haber escalado media docena de

               alpinistas. Pero algo de razón llevaba: me duelen cada vez más. Alcánzame ese
               vaso de agua.

               –...


               –El agua es solo agua –dijo mi abuelo bebiendo a pequeños sorbos, vaciando el
               vaso.


               –¿Quieres más?


               –No, quiero que abras ese cajón de ahí y cojas un cuaderno negro y una pluma
               estilográfica que verás en un estuche de piel muy elegante.
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