Page 115 - El disco del tiempo
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NURIA se había impresionado. Eso era todo. Una antigua historia de sacrificio
               humano, además del ambiente de la montaña y las ruinas… todo había
               conspirado para que la muchacha tuviera una crisis nerviosa.


               Marco se sentía muy próximo a su compatriota y por alguna razón quería hacer
               ese viaje a su lado, aunque lo había planeado originalmente en solitario. Visitar
               los lugares donde se había gestado la mitología griega, el lugar de nacimiento de

               tantas leyendas que seguían vivas gracias a la tradición de Occidente…

               —Vivas y desconocidas para la mayor parte de los jóvenes de mi generación —
               pensó Marco— reducto de los estudiosos de la historia y de la literatura y de

               alguno que otro despistado.

               Philippe y él habían dejado a Nuria en la posada de Kyria Vroula, estaba más
               tranquila y quedaron de verse al día siguiente para otra visita al museo de

               Herakleion, con objeto de poder hablar con algún especialista en el Disco de
               Festo. Marco sospechaba que el raro empeño de Philippe por descifrar el disco
               tenía algo que ver con el hermetismo de Nuria al respecto.


               Caían las sombras de la noche cuando los dos muchachos caminaban rumbo a
               una taberna cretense que Philippe ya conocía. Marchaban despreocupadamente
               por una estrecha callejuela cuando se abrió bruscamente una puerta de madera
               desvencijada. Una mano férrea atenazó la garganta de Marco, al tiempo que
               sentía un helado filo atravesar su chamarra y camisa y llegar hasta su piel.


               —¡Regresa de donde viniste y olvídate del disco!


               Todo fue tan rápido que Philippe no tuvo tiempo de reaccionar, el desconocido
               soltó a Marco y se perdió a la carrera por las tortuosas calles.


               El muchacho mexicano revisó si había sido herido y al comprobar que estaba
               ileso, volteó hacia Philippe.

               —¡Me confundieron contigo! ¿Escuchaste lo que dijo ese tipo?


               —Sí, tal vez nos siguió todo el día.


               —¿En qué estás metido, Philippe? —parece peligroso.
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