Page 119 - El disco del tiempo
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—Es cuestión de tiempo, nada más. Ustedes apenas están rozando la superficie
del misterio. Sé que éste los ha atrapado. Hasta a usted, Marco, que no estaba en
el plan inicial, se le ve comprometido con la búsqueda de sus compañeros.
—¿Nos ha estado siguiendo? —preguntó Marco.
—No exactamente. Si lo hubiera hecho, no habrían sido atacados.
—Profesor —dijo Nuria— queremos que sea más explícito. Ni mis compañeros
ni yo estamos dispuestos a vernos envueltos en algo ilegal, ¿comprende? Ningún
tipo de tráfico que esté penado por la ley.
—Es natural que desconfíen. La desconfianza es una de las armas de nuestra
naturaleza psíquica, un escudo para la supervivencia.
—Eso no explica nada —protestó Marco.
—Tiene razón —admitió Dimitri—. Les expondré detalladamente los cómo y los
por qué. Pero no aquí, ni ahora. Los veré mañana, en el museo de Herakleion, a
las doce del día.