Page 67 - Sentido contrario en la selva
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Quise compartir con C´ayum la historia de mi abuelabasiliscoincrédula, pero era
complicado. Cuando vio mi sonrisa, preguntó:
—¿Gustó tamal de toroc?
—Sí, gustó mucho.
Se hizo un silencio. C´ayum levantó la cabeza y se escuchó un rugido justo
arriba de nuestra cabeza. Se me erizaron todos los pelos, se me heló la sangre,
Sita dio un brinco, mientras que C´ayum, dirigiendo una mirada despectiva hacia
las ramas y escupiendo en la tierra, dijo:
—Saraguato.
Vi que Sita se relajaba y respiraba con alivio. Pero un adolescente roquero como
yo, no sabía, bien a bien, que es un saraguato. Medio intuía que podía ser un
animal inofensivo, pero la ignorancia a veces es un problema; sobre todo a la
mitad de la selva y sin Internet.
C´ayum debe haber visto la expresión de mi cara porque añadió:
—Chango —y escupió dos veces.
Menudo chango, pensé. Buscaré en Internet qué clase de broma de la naturaleza
es ese animal que ruge como felino, justo cuando nosotros estamos tras los pasos
de uno de verdad.