Page 157 - Diario de guerra del coronel Mejía
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Sábado 15 de agosto de 1942






               Hoy por fin terminé con Bola de Arroz.


               Después de muchos días de batalla, hoy cumplí con mi misión y me deshice para
               siempre de él.


               Tuve mis dudas, como dejé registrado en este diario en los días pasados.


               Por mucho tiempo dudé sobre qué sería mejor para mí y para la patria: si tomarlo
               prisionero o acabar definitivamente con él.


               Al final vi que lo mejor era terminar con él, y así lo hice.

               Cumplí con el “dictado de mi conciencia”.


               No me arrepiento de nada.






               Sun Tzu ha dicho: “El triunfo es el principal objetivo de la guerra”.






               Lo que no dijo Sun Tzu es que en las guerras, las reales, al final nadie triunfa.


               El día del décimo cumpleaños del Coronel, el 15 de agosto de 1942, llegó por
               fin. Y aunque el Coronel aún no se encontraba de mejor ánimo, sí estaba
               contento. Lo sé porque yo estaba ahí, aunque ya no hablara conmigo. Aunque la
               guerra ya hubiera terminado.


               Eran las dos de la tarde y aún no llegaba ningún invitado. No obstante, la señora
               Mejía sabía perfectamente que ninguna de las invitaciones había sido entregada,
               así que tampoco cuestionaba la nula asistencia de niños. De hecho, sólo estaba
               esperando a dos personas: al tío Manolo y al tío Salomón. El Coronel, mientras
               tanto, jugaba en silencio con sus piezas de ajedrez sobre la alfombra.
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