Page 78 - Escalera al cielo
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revolviéndonos el cabello al pasar. Expresiones
de asombro cundieron a diestra y siniestra, ¡oh!, ¡ah!
La gente, despeinada, entusiasmada, buscaba
los cables sin detectar ningún posible artificio.
¿Acaso era que el hábil acróbata volaba sin más ayuda
que sus alas? Un gran aplauso para la entrada triunfal
de nuestra estrella, pidió el alumno de ceremonias,
que de pronto creció varios centímetros,
hasta alcanzar el grado de maestro de ceremonias
de aquel circo celestial. Sus palabras calaron hondo
en el pecho de los espectadores. Ahora ustedes también
forman parte de nuestra bella fábula fantástica,
juntos hemos presenciado esta noche el milagro
de hallar al pájaro azul. Quien portaba aquel majestuoso
disfraz de plumaje azul celeste debía ser un gran artista,
se me ocurrió pensar, pues planeaba bajo la carpa
como si en su vida no existiera misión distinta a volar así,
disfrutando cada giro, cada pirueta. En la pista se reunió
un profuso coro de payasos, contorsionistas, tragasables,
trapecistas, domadores de animales imaginarios,