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GUIA INTRODUCTORIA
Consensuar reglas y rutinas del aula
Dentro de las reglas de una aula inclusiva los derechos de cada miembro son inten-
cionalmente comunicados. Es conveniente acordar entre todos y todas cuáles serán
los procedimientos habituales de trabajo y de relación con los otros. Más allá de la edad
se sugiere consensuarlos ya que su comprensión podrá quedar plasmada a través de
diversas producciones: dibujos, collages, textos, etc., tanto individuales como colectivas
las cuales quedarán expuestas en las paredes del salón para recordarlas, durante el
año, toda vez que sea necesario. Cuando las reglas y los acuerdos son consensuados
se tornan naturales y cotidianos.
Todo lo señalado implica organizar las tareas a través de “buenas rutinas”, caracterizadas
estas como aquellas formas de trabajo que, de manera útil, contribuyen a mejorar los
aprendizajes y la enseñanza. Entrar al aula y comprobar que todo está dispuesto, que cada
uno sabe lo que tiene que hacer y cuándo, que el lugar permita el desplazamiento de maestros
y alumnos es garantizar una de las condiciones básicas para crear un buen clima para la
tarea.
M. Ainscow (2001) considera que los aprendizajes significativos en el aula están relacionados
con:
Límites y expectativas claros con respecto a la conducta de los niños y niñas.
Sistema de recompensas y sanciones que enfatice las expectativas y promueva la auto-
estima y la autodisciplina de alumno/a.
Estrategias activas orientadas a crear y mantener un ambiente adecuado.
Coherencia y flexibilidad, al responder a los niños y niñas a los acontecimientos
Respecto al maestro/a también es beneficioso que considere aquellas tareas que se hacen
habitualmente en la escuela y en el aula, las cuales no siempre son consideradas desde su
real alcance e impacto y que no por ello no son menores, tales como:
Saludar a los niños y niñas en el momento de la llegada a la escuela y al aula, incentivan-
do tal cortesía entre todos.
Planificar la enseñanza para todos y todas, sin olvidar la singularidad de los aprendizajes.
Partir de lo que los niños y niñas saben y conocen.
Promover el trabajo grupal, interactivo y colaborativo..
Dialogar y responder más que preguntar.
Respetar sus tiempos, favorecer su autonomía, no hacer las cosas por ellos o ellas.
Observar a los niños y niñas en distintas situaciones de aprendizaje.
Hacer una síntesis al finalizar cada clase.
Las “buenas rutinas” facilitan las relaciones interpersonales y permiten abordar los aprendizajes
de manera más significativa y constructiva, sólo en la práctica se adquieren y se consolidan,
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