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GUIA INTRODUCTORIA
Apoyo en el aula. El profesional especializado conjuntamente con el educador
brinda el apoyo dentro del aula a todos los niños y niñas. Este modelo pareciera
ser el más conveniente para implementar en una escuela inclusiva ya que todos
se benefician de estos apoyos y ayudas adicionales. Tanto el especialista como
el educador/a se enriquecen de este intercambio y pueden a partir de estos
aprendizajes replicar experiencias similares en otras situaciones.
Apoyo fuera del aula. Este modelo de funcionamiento fue ampliamente
extendido en los comienzos de la integración de niños y niñas con discapacidades.
Consiste en que un profesional especializado atiende a un niño o a un grupo de
alumnos/as fuera del aula común con el propósito de reforzar los contenidos
tratados en el aula, o desarrollar determinadas funciones o habilidades específicas.
Sin embargo, el supuesto beneficio de trabajar con un grupo homogéneo aparte,
muchas veces se transforma en una desventaja, ya que limita la posibilidad de
que estos alumnos/as se enriquezcan de la interacción con otros compañeros
que no tienen dificultades. Por otra parte, esta estrategia no favorece que los
docentes se responsabilicen del aprendizaje de todos sus alumnos/as y por
tanto, que exploren nuevas formas de enseñanza para dar respuesta a todos
y todas.
No obstante para determinados alumnos/as, esta modalidad puede ser
recomendable. El apoyo fuera del aula puede darse en forma previa o posterior
a las actividades de la clase. El apoyo previo a la actividad del aula tiene como
finalidad preparar al alumno para que pueda seguir con mayor facilidad los
contenidos curriculares. El apoyo posterior puede ser de utilidad para reforzar
algunos aspectos que el alumno no ha logrado adquirir en la actividad del aula.
Desde esta perspectiva, tanto los educadores como los profesionales especialistas están
llamados a desempeñar un nuevo rol cuyo principal desafío es romper con los esquemas
y estructuras fuertemente instaladas, que sitúan al especialista en una posición de “experto”;
que identifica los problemas y da la solución que el docente ha de aplicar. Este tipo de
intervención es vertical y desigual y no favorece el desarrollo profesional.
La tendencia actual es que los profesionales de apoyo lleven a cabo un asesoramiento
colaborativo y constructivo que se puede concebir como “un proceso mediante el cual
educadores/as y asesores construyen nuevos conocimientos y adquieren nuevas competencias
y prácticas que los enriquece mutuamente y les posibilita aportar a la mejora de los procesos
de aprendizaje y de la propia institución escolar. (Blanco, R. 1996).”
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