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b) La Educación Jesuita
Este sistema surgió como una respuesta al protestantismo de Lutero contra la reforma de la iglesia,
por eso se le llamó la Reforma Católica o Contrarreforma, fue liderada por los jesuitas, orden
fundada por San Ignacio de Loyola en la primera mitad del siglo XVI. Abarca desde el Concilio
Ecuménico de Trento en 1545 (Asamblea para consolidar y confirmar los postulados de la iglesia)
hasta el fin de la guerra de los Treinta Años, en 1648 (se inició entre católicos y protestantes, luego
se generalizó mezclando motivos religiosos , económicos y políticos). Sus objetivos fueron renovar la
Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes.
La compañía, creada para el “combate contra los protestantes”, fue organizada como un cuerpo de
ejército, regida por la más severa disciplina, gobernada por un general que disponía de una
autoridad absoluta, y sometida enteramente al papa. La regla esencial es, como en un ejército, la
obediencia pasiva. El que deseaba ser soldado de Jesús, o jesuita, debía renunciar a tener otra
voluntad que no sea la de sus jefes. El jesuita, decían debe: "obedecer como el bastón en manos del
viajero" y ser, entre las manos de sus superiores, "como un cadáver".
Propuesta educativa:
Trabajaron en los colegios europeos y en los países donde fueron como misioneros,
privilegiaron la educación secundaria, sus alumnos en general pertenecían a la
nobleza y su alta burguesía.
Su gran objetivo fue la formación católica de los fieles, para que se hicieran inmunes
frente a “la herejía protestante”.
Los ideales y el programa fundamental de la pedagogía jesuita se resumieron en su
Ratio stodiorum (Plan de estudios) Era el plan de estudios de la compañía de Jesús.
Con este sistema dominaron todo el escenario pedagógico católico del Siglo XVII.
Su educación fue excelente en cuanto al logro de sus ideales, pero el temor que
tenían a caer en herejía (Idea o conjunto de ideas religiosas contrarias a los dogmas
de una doctrina religiosa que son rechazadas por las autoridades eclesiásticas,
especialmente en la iglesia católica) les impidió abrirse al nuevo mundo que se estaba
desarrollando en mérito de la investigación y la ciencia.
Al afianzar el uso casi exclusivo del latín y de los clásicos (cultura greco-romana)
retuvo a sus alumnos en un mundo pedagógico que se fue quedando atrás, separado
de los avances del mundo exterior, al que consideraban peligroso. En todo caso,
“enseñaron a vivir en latín”, mientras el resto del mundo lo hacían en sus propias
lenguas.
En realidad, fue una educación con excesiva preocupación y admiración por los clásicos, por ello, le
dieron menos importancia a las ciencias, la geografía y la historia, con ello, acabaron por ser un
sistema obsoleto para los demás grupos del siglo XVIII.
c) La Educación Burguesa Laica del Siglo XVIII
Los burgueses europeos que emergían, impulsaron el comercio y la industria, al final, terminaron
por introducir una serie de reformas en el campo educativo en función de sus necesidades, es decir,
promovieron una educación más funcional y práctica de acuerdo a las necesidades “del mercado”.
Para ello, recogieron los aportes de las corrientes filosóficas de la época, principalmente del
racionalismo francés y del empirismo inglés.