Page 114 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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108                    EJERCITO  DE  ALEJANDRO

      de largo, y la espada griega  corta.  Estas tropas,  destinadas  a  los  combates  en  masa
      y  cuerpo  a  cuerpo,  debían  reunir,  fundamentalmente,  dos  condiciones:  poder
      aguantar a pie firme el empuje  del  enemigo,  por furioso  que  fuera,  y  estar seguras
      de  poder  romper  con  su  acometida,  en  cualquier  momento,  las  filas  enemigas;
      formábanse,  por  regla  general,  de a  dieciséis  hombres  en  fondo,  de  tal  modo  que
      las lanzas enristradas de los  primeros cinco hombres sobresalían de la  fila  formada
      por ellos,  ofreciendo una  muralla  impenetrable y  hasta  invulnerable a  los  ataques
      del  enemigo;  las  filas  posteriores  apoyaban  sus  sarissas  sobre  los  hombros  de  los
      soldados  delanteros,  lo  que  hacía  que  las  cargas  de  la  falange  fuesen  verdadera­
      mente  irresistibles,  tanto  por  la  espantosa  fuerza  redoblada  del  golpe  como  por
      su  movilidad.  Cada  uno  de  sus  individuos  había  sido  sometido  a  un  entrena­
      miento gimnástico perfecto, lo que hacía posible la  unidad, la  precisión y la  rapi­
      dez  con  que  aquella  masa  de  hombres  comprimida  en  un  espacio  reducido  era
      capaz  de  ejecutar los  movimientos  más  complicados;  son  en  la  batalla,  como  dos
      milenios  más  tarde  habría  de  decir  el  tártaro  Aga  refiriéndose  a  los  batallones
      cerrados  de Brandeburgo,  cuadriláteros  de  piqueros y arcabuceros,  una  especie  de
       “castillos  semovientes” .  En  el  ejército  expedicionario  macedonio  figuraban  seis
      taxis  o  falanges  de  estos  hoplitas  macedonios,  llamados  pecetairas,  al  mando  de
      los  estrategas  Pérdicas,  Filipo,  Coino,  Amintas,  hijo  de  Andrómenes,  Meleagro,
       Filipo,  hijo  de  Amintas,  y  Crátero;  estas  unidades  parece  que  se  reclutaban  y
       formaban por cantones:  así, la  mandada por  Coino  era la  de  Elimiotis,  la  manda­
       da por Pérdicas la  de  Orestis y Lincestís,  la  de  Filipo,  que  pasó  más  tarde  bajo  el
       mando  de Poliperco,  estaba  formada  por hombres  de la  Tinfaia,  etc.
           La  infantería  pesada  de  los  helenos,  lo  mismo  los  mercenarios  que  los  con­
       tingentes  de  los  aliados,  tenía  sus  mandos  especiales;  el  estratega  de  los  aliados
       era  Antigono,  el  que luego  habría  de  ser  rey,  y  el  de  los  mercenarios  Menandro,
       uno  de  los  hetairos.  Parece  que  en  las  grandes  acciones  los  aliados  y  los  merce­
       narios  se  combinaban  con  los  hoplitas  macedonios  de  tal  modo,  que  tantos  o
       cuantos lojes de una taxis macedonia, los pecetairas, combinados con tantas o cuan­
       tas tropas aliadas o mercenarias, formaban la falange de Pérdicas, la de  Coino,  etc.
       Podemos calcular que la infantería pesada del ejército  de Alejandro ascendería,  en
       total, a  unos  18,000  hombres.
           Venía  en  seguida una  clase  de  tropa  muy  característica  del  ejército  macedo­
       nio: los hipaspistas.  Ya el ateniense Ifícrates, para  disponer de un arma  más veloz
       en el ataque que los hoplitas y más pesada  que la  infantería ligera,  había  formado
       un  cuerpo  de  tropa  con  cotas  de  lienzo,  escudo  más  ligero  y  espada  más  larga
       que  los  de  los  hoplitas,  al  que  dió  el  nombre  de  peltastas.  Esta  nueva  arma  se
       implantó  en  Macedonia,  probablemente,  para  encuadrar  aquellas  tropas  que,  a
       diferencia  de  las  levas  transitorias,  se  destinaban  al  servicio  militar  permanente,
       como parece indicarlo su nombre de alabarderos o tropas acorazadas  (del rey).  En
       la  campaña  del  año  335  nos  encontramos  con  una  serie  de  ejemplos  del  empleo
       dado a estas  tropas. A veces, las  condiciones  del  terreno  impedían  maniobrar  a  la
       falange;  otras  veces,  y  esto  era  lo  más  frecuente,  hacíase  necesario  emprender
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