Page 115 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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EJERCITO  DE  ALEJANDRO                   109

      ataques,  operaciones  rápidas,  golpes  de  mano  de  todas  clases,  para  los  que  no  se
      prestaba la  falange, por  no  ser  demasiado  rápida  en  sus  movimientos,  ni  la  infan­
      tería  ligera,  por  falta  de  resistencia:  cuando  se  trataba,  por  ejemplo,  de  ocupar
      una  altura,  de  forzar  el  paso  de  un  río,  de  apoyar  y  explotar  una  carga  de  caba­
      llería,  era  cuando  más  indicada  estaba  la  acción  de  los  hipaspistas.  Todo  este
      cuerpo  de  tropa,  “los  hipaspistas  de  los  hetairos”,  que  era  el  nombre  que  se  le
      daba, hallábase bajo el mando  de  Nicanor,  hijo  de  Parmenión y padre  del  Filotas
      que mandaba la  caballería  de los hetairos.  La  primera  taxis  de  estas  tropas  osten­
       taba  el  nombre  de  agema,  o  sea  la  escolta  real  de los  hipaspistas.
          En la caballería ocupaban el primer rango las ilas o escuadrones de los jinetes
       macedonios  y  tesalienses,  reclutados  entre  la  nobleza  caballeresca  de  Macedonia
      y Tesalia.  Estos  escuadrones  de  caballería,  iguales  en  un  todo  en  cuanto  a  arma­
       mento,  adiestramiento  y  fama,  rivalizaban  en  bravura  y  en  deseo  de  distinguirse
       ante la presencia personal  del rey,  que generalmente peleaba  a  la  cabeza  de  ellos.
       Cuánta  importancia  tuvo  esta  arma  en  la  empresa  de  Alejandro  lo  demuestran
       cada  una  de  las  grandes  batallas  reñidas  personalmente  por  él  y  tal  vez  aún  más
       las  cabalgadas  al  frente  de  las  cuales  se  ponía  el  rey,  como  la  última  persecución
       de  Darío  y  el  acoso  de  Bessos.  La  caballería  de  Alejandro,  tan  temible  en  las
       cargas  cerradas  como  en  el  combate  hombre  a  hombre,  era  muy  superior  a  la
       caballería  asiática,  aunque  ésta  se  presentase  en  grandes  masas,  y  sus  ataques
       contra  la  infantería  enemiga  decidían  generalmente  la  suerte  de  la  batalla.  Los
       jinetes  de  estas  unidades  iban  guarnecidos  con  casco,  gola,  coraza,  hombreras  y
       cscarceras, y el  caballo llevaba  también protegidos  la  frente  y  el  pecho;. sus  armas
       eran la lanza  y la  espada al  costado.  Mandaba  los  hetairos  macedonios  Filotas,  el
       hijo  de  Parmenión,  que ostentaba,  a  lo  que  parece,  el  nombre  de  hiparca;  la  de­
       nominación  oficial  de  estas  tropas  era  la  de  “caballería  de  los  hetairos”.  Forma­
       ban  ocho ilas  o  escuadrones,  conocidos  unas  veces  por los  nombres  de  sus  ilarcas
       y  otras  veces  por  los  de  regiones  macedónicas.  En  la  batalla  de  Arbela,  estos
       escuadrones  se  hallaban  mandados  por  Clito,  Glaucias,  Aristón,  Sópolis,  Hera-
       cleides,  Demetrio, Meleagro y Egelojo.  El  escuadrón de Sópolis llevaba  el  nombre
       de Anfípolis en el Estrimon, el de Heracleides el de una región llamada Botiaya, etc.
       El  de  Clito  conocíase  con  el  nombre  de  ila  real  y  formaba  la  agema  de  caba­
       llería.  Entre  los  escuadrones  tesalienses,  el  más  fuerte  y  valeroso  era  el  de
       Farsalo;  Calas, hijo de Harpalo,  ostentaba el mando sobre la  caballería  de  Tesalia.
           Formaban  también  parte  del  ejército  tropas  de  caballería  helénica  que  figu­
       raban  entre los  contingentes  de los  aliados;  por  regla  general,  se  hallaban  incor­
       porados  a  la  caballería  tesaliense,  pero  como  cuerpos  aparte;  quedaron  bajo  las
       órdenes  de  Filipo,  hijp  de  Menelao.  Hasta  las  campañas  posteriores  no  aparecen
       los  jinetes  mercenarios  reclutados  en  la  Hélade.
           Finalmente, las tropas ligeras  de  a pie y  de  a  caballo.  Estas  tropas  proceden,
       en parte,  de la  alta Macedonia  y  en  parte  de los  países  de  los  tracios,  los  peonios
       y  los  agríanos;  provistos  de  armas  ofensivas  y  defensivas  que  variaban  según  las
       características  de cada país y bien  adiestrados  en las  cacerías  y  asaltos  a  los  cami­
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