Page 166 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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160                       BATALLA  DE  ISOS

      tería,  poniendo  a  los  30,000  mercenarios  helenos,  al  mando  de  Timondas,  en  el
      ala derecha y en la  izquierda a los  60,000  cardacos;  otros  20,000  soldados  de  éstos
      fueron  situados  más  a  la  izquierda,  corridos  hacia  las  alturas,  con  la  misión  de
      amagar el  ala  derecha  de Alejandro.  Tan  pronto  como  los  macedonios  avanzaran
      sobre el  río  para atacar,  tendrían  a  su  espalda,  en  el  ala  derecha,  a  una  parte  por
      lo  menos  de  aquellas  tropas.  El  poco  sitio  disponible  sólo  consentía  a  los  persas
      destinar  directamente  a  la  batalla,  por  el  momento,  las  tropas  mencionadas;  la
      mayoría  de  sus  contingentes,  formados  por  infantería  ligera  y  pesada,  formáronse
      en  columna  detrás  de  la  línea  de  combate,  de  modo  que  pudieran  lanzarse  a  la
      lucha  nuevos  y  nuevos  refuerzos.  Cuando  todas  las  tropas  estuvieron  en  orden,
      dióse  orden  de  repliegue  a  los  escuadrones  de  caballería  enviados  en  descubierta,
      los cuales  se  repartieron a  derecha  e  izquierda,  entre las  dos  alas;  pero  el  terreno,
      por  la  parte  de  la  izquierda,  parecía  inapropiado  para  los  movimientos  de  la
      caballería,  por lo  cual  hubieron  de  trasladarse  también  al  ala  derecha  los  jinetes
      destinados  a  aquella  parte,  con  lo  que  toda  la  caballería,  que  era  la  verdadera
      fuerza  del  ejército  persa,  se  concentraba  del  lado  del  mar,  al  mando  de  Nabar­
      zanes.  Darío,  siguiendo la  costumbre  persa,  se  colocó  dentro  de  su  carro-dormito­
      rio  en  el  centro  de  la  línea,  rodeado  por  un  destacamento  de  jinetes,  los  más
      nobles  de  la  caballería  persa,  con  su  hermano  Oxatres  a  la  cabeza.  El  plan  de
      batalla consistía en que la  infantería  mantuviese una  posición  detrás  del  Pinaro,  a
      cuyo  efecto  los  puntos  menos  escarpados  de  la  orilla  se  cubrieron  con  obras
      defensivas,  mientras  la  caballería  persa  del  ala  derecha  arremetía  con  toda  la
      violencia  posible  contra  el  ala  izquierda  de  los  macedonios  y  las  tropas  apostadas
      en  las  alturas  caían  sobre  la  espalda  del  enemigo.
          Alejandro,  una  vez  que  llegó  a  terreno  más  despejado,  formó  su  columna
      de  marcha,  en  la  que  venían  por  este  orden  la  infantería  pesada,  la  caballería  y
      las  tropas  de  armamento  ligero;  con  la  infantería  pesada  repartida  a  derecha  e
      izquierda,  formó  a  su  ejército  en  línea  de  combate  de  dieciséis  hombres  en  fon­
      do;  conforme  avanzaban,  iba  abriéndose  más  y  más  el  terreno,  lo  que  permitió
      a  la  caballería  ocupar  también  sus  puestos  en  la  línea,  a  la  izquierda  la  de  los
      aliados  helénicos  y  los  jinetes  reclutados  en  la  Elida  y  a  la  derecha,  que  era  la
      que,  como  de  costumbre,  había  de  atacar,  la  tesaliense  y  la  macedónica.  Ya  se
      veía  a lo lejos la larga  línea  del ejército  persa;  las  alturas  de  la  derecha  aparecían
       cubiertas  de  infantería  enemiga  y  se  observó  que  del  ala  izquierda  del  adversario
       se movían grandes  masas  de  caballería a lo largo de la línea  de batalla  para  unirse
       al ala derecha, donde el terreno era más despejado, con el propósito,  al parecer,  de
      lanzar  desde  allí  una  gran  carga  de  caballería.  Alejandro  ordenó  a  las  ilas  tesa-
       lienses  que,  detrás  del  frente  para  que  el  enemigo  no  se  diese  cuenta  de  la
       maniobra,  se  desplazasen  al  ala  izquierda  y  se  incorporasen,  de  momento,  a  los
       arqueros  cretenses  y  a  los  tracios  de  Sitalces,  que  en  aquel  preciso  momento
       avanzaban para  formar en las  fahnges;  y  dió  órdenes  a  Parmenión,  que  mandaba
       el  ala  izquierda,  para  que,  con  los  jinetes  reclutados  en  la  Elida,  que  seguían
       ahora  a  los  tesalienses  por  la  izquierda,  marchasen  lo  más  cerca  posible  del  mar
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