Page 271 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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MARCHA HACIA BACTRA 267
los macedonios, parece que alentó la sublevación. Bessos envió también a la
Partía a uno de sus leales, Bárzanes, para que fomentase allí un levantamiento
favorable a la restauración del antiguo imperio persa.
Alejandro recibió la noticia de la nueva insurrección de la Aria encontrándose
en Arajosia; inmediatamente, envió contra los insurgentes a la caballería de los
aliados, unos seiscientos hombres en total, al mando de sus jefes Erigió y Carano,
y a los mercenarios griegos mandados por Artabazo, un contingente de seis mil
hombres, del que formaban parte los que se habían pasado al campo macedonio
en los pasos del Caspio y a cuyo frente se encontraba Andrónico; al mismo tiem
po, ordenó a Fratafernes, sátrapa de Hircania y Partía, que se uniese con sus
jinetes a aquellas tropas.
Adoptadas estas medidas, Alejandro partió de la Arajosia y, en medio del
rigor del invierno, se dirigió a los ásperos pasos que separan el país de los arajosios
del de los parapanísades. Se encontró con una altiplanicie densamente poblada
y con numerosas aldeas que le recibieron amistosamente y que, a pesar de la
espesa nieve que cubría los campos, se hallaban abundantemente abastecidas. Sin
perder mucho tiempo, corrió hacia las tierras más despejadas del valle del alto
Cabul y, cruzándolo, llegó a las faldas de la elevada cordillera del Indukuch,
el Cáucaso índico, al otro lado de la cual se extendía la Bactriana. Una vez allí, se
detuvo a invernar con sus tropas.
El país de Cabul, situado sobre poco más o menos en el mismo grado de
latitud que Chipre y Creta, es un valle alto, que queda a unos 6,300 pies sobre
el nivel del mar, es decir, como 500 pies sobre la elevación de St. Moritz y Silva-
plana en el alto Engadina. De allí parten siete desfiladeros que, cruzando el
Indukuch, salen al valle del Oxo; tres de ellos se remontan sobre las fuentes del
Pundchir; el situado más al este de los tres es el de Khewak, el paso del Tul,
que alcanza una altura de 13,200 pies y conduce a Inderab; éste y más aún los
otros tres más próximos, que llevan al nacimiento del Surcab, están cubiertos de
nieve y son casi inaccesibles durante cuatro o cinco meses del año; cuando estos
pasos están cerrados, hay que seguir el situado más al oeste de todos, el de
Bamihán, por él que se llega de Cabul a Balch después de recorrer unas sesenta
millas; este camino cruza varios ramales montañosos situados a uno y otro lado
del espinazo central de la cordillera, y los valles enclavados entre ellos eran ricos
en fuentes, pastos y rebaños y estaban poblados por pacíficas tribus dedicadas al
pastoreo. Un viajero moderno que siguió el último de los pasos mencionados,
escribe: “Marchamos durante cuatro días (era en el mes de mayo) bajo rocas
escarpadas y murallones naturales que ocultaban el sol de nuestra vista y se alza
ban sobre nuestras cabezas hasta una altura de dos a tres mil pies; en aquel paso
se me heló la nariz y casi me cegaron los glaciares; sólo podíamos avanzar por las
mañanas, cuando la nieve estaba muy helada; estas montañas están casi deshabita
das y nuestro campamento era, durante el día, el lecho del río serrano.”
Alejandro acampó, con la alta montaña “a su izquierda”, en un lugar en
que los durísimos pasos del este, concretamente el que conduce a Inderab, que