Page 273 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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PERSECUCION DE BESSOS 269
tarde a los asiiios, a los medos y a los persas, flanqueado al norte y al oeste por
los pueblos turanios y siempre bajo la amenaza de sus irrupciones, tenía gran
importancia estratégica, pues era un territorio de avanzada esencial para la pro
tección del Irán y organizado para la defensa militar del gran imperio situado
a sus espaldas. En la batalla de Arbela, Bessos, el “sátrapa del país de los bac-
trianos”, encabezaba no sólo a los sogdianos y a los indios colindantes con la
Bactriana, sino también a los saces escitas, pero no como a súbditos, sino como
a “aliados del gran rey” : este dato permitía esperar allí una unidad de mando
militar y una cooperación de las tribus escitas, que harían tal vez doblemente
difícil la sumisión del país.
Y no estaba descartada la posibilidad de que la súbita aparición del ejército
macedonio viniese a fortalecer inesperadamente aquella unidad. Tras un breve
descanso, Alejandro cruzó en rápidas marchas los pasos de la vertiente norte y
descendió a Aornos y de allí, por las fértiles llanuras de la Bactriana, a Bactra,
capital del país, sin encontrar resistencia en parte alguna.
PERSECUCIÓ N DE BFSSOS Y SU ENTREGA
Bessos, que mientras el enemigo estaba lejos había abrigado la confianza y
la ilusión de que las montañas y las devastaciones con que había mandado asolar
sus estribaciones septentrionales se encargarían de proteger aquel país, huyó a toda
prisa de Bactra tan pronto como supo que Alejandro se acercaba, cruzó el Oxo y,
después de incendiar las barcas que le habían ayudado a pasar el río con sus
huestes, replegóse con éstas a Nautaca, ciudad enclavada ya en el país de los sog
dianos. Tenía todavía con él a unos cuantos miles de sogdianos al mando de
Espitámenes y Oxiartes y a los dahos de la Tanaida; los jinetes bactrianos ha
bíanse separado de él para dispersarse por sus tierras, al ver que su país era aban
donado, y esto hizo que Alejandro pudiera someter fácilmente todo el territorio
que se extendía hasta el Oxo. Al mismo tiempo, reincorporáronse al ejército
macedonio las fuerzas de Artabazo y Erigió, procedentes de la Aria; Satibárzanes
había sido vencido tras breve combate y el valiente Erigió habíale dado muerte
por su propia mano; después de esto, sus huestes rindieron las armas y se some
tieron al vencedor. Alejandro envió a aquella región al solio Estasánor con órde
nes de detener al sátrapa Arsames, cuya conducta ante la insurrección había sido
harto equívoca, y hacerse cargo de la satrapía en lugar de él. La rica satrapía de
la Bactriana fué entregada al anciano Artabazo, lo que, indudablemente, contri
buyó a sosegar los espíritus de los habitantes del país, resignados a su suerte.
Aornos, ciudad situada en la entrada norte de los pasos de la montaña, fué con
vertida en plaza de armas; los veteranos no aptos ya para seguir bajo las armas
y los voluntarios tesalienses que habían cumplido su tiempo de servicio fueron
desmovilizados y enviados a su patria.
Y así, en la primavera del año 329 estaba todo dispuesto para abordar la
sumisión del país transoxiano. No cabe duda de que las peculiares condiciones de