Page 89 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
P. 89

CAMPAÑA  DE  TRACIA                      81

      tan  pronto  como viese  bajar  rodando los  carros,  abriese  las  filas,  donde  el  terreno
      lo  consintiera,  para  dejarlos  pasar;  allí  donde  los  accidentes  del  terreno  no  les
      permitiesen  apartarse  a  un  lado,  los  soldados  deberían  afirmar  bien  la  rodilla
      en  tierra,  y  cubrirse  fuertemente  la  cabeza  con  los  escudos  para  que  los  carros
      pasasen  rodando  por  encima  de  ellos.  Y,  en  efecto,  cuando  estos  artefactos  se
      descolgaron  por  la  montaña,  pasaron  por  las  brechas  abiertas  por  la  tropa  o
      sobre  aquellas  tortugas  humanas,  sin  causar  daño  alguno.  Vencido  este  peligro,
      los macedonios  se'lanzaron,  entre  un  gran  griterío,  contra  los  tracios;  los  arqueros
      del  ala  derecha  hicieron  retroceder  la  densa  masa  del  enemigo,  cubriendo  así
      la  marcha  de  las  tropas  de  armamento  pesado,  montaña  arriba;  éstas,  en  forma­
      ción  cerrada,  desalojaron  fácilmente  de  sus  posiciones  a  aquellos  bárbaros  mal
      armados,  y al llegar el  ala  izquierda,  en  que  venía  el  rey  con los  hipaspistas  y  los
      agríanos,  ya  no  pudieron hacerle  frente  y  abandonaron  sus  armas,  poniéndose  en
      fuga.  Los  tracios  tuvieron  en  este  encuentro  mil  quinientos  muertos;  sus  mujeres
      y  sus  niños  y  todo  su  ajuar  cayeron  en  poder  de  los  macedonios  como  botín,  y
      todo ello fué enviado, con una escolta mandada por Lisanio  y Filotas,  a las  ciuda­
      des  de  la  costa  para  ser  vendido  en  los  mercados.
          En  seguida,  Alejandro  descendió  al  valle  de  los  tribalos  por  las  faldas  sep­
      tentrionales  de  la  montaña,  menos  escarpadas  que  las  del  sur,  y  cruzó  el  río
      Liginos  (probablemente  el  que  hoy  se  llama  Yantra,  cerca  de  Tirnovo),  que
      allí  dista  como  unos  tres  días  de  marcha  del  Danubio.  Sirmo,  el  príncipe  de
      los  tribalos,  al  tener  noticia  de  la  expedición  emprendida  por  Alejandro,  había
      enviado  por  delante  al  Danubio  a  las  mujeres  y  a  los  niños  de  sus  gentes,
      ordenándoles  situarse  en  la  isla  de  Peuce,  a  donde  habían  ido  a  refugiarse  ya  los
      tracios,  colindantes  con  los  tribalos;  el  propio  Sirmo  buscó  asilo,  con  los  suyos,
      en aquella isla;  en cambio,  la  masa  de los  tribalos habíase  ido  concentrando sobre
      el  río  Liginos,  del  que  Alejandro  había  partido  dos  o  tres  días  antes,  sin  duda
      con la  mira  de  apoderarse  de los  desfiladeros  situados  a  retaguardia  de  las  tropas
      macedonias.  Apenas  supo  esto  el  rey,  volvió  rápidamente  sobre  sus  pasos  al  en­
      cuentro  de  los  tribalos,  a  quienes  sorprendió  cuando  acababan  precisamente  de
      acampar;  a  prisa  y  corriendo,  los  bárbaros  ocuparon  posiciones  a  lo  largo  de  los
      linderos  del  bosque  que  bordeaba  el  río.  Mientras  se  acercaban  las  columnas  de
      la falange, Alejandro ordenó que los arqueros y los honderos hostigasen al enemigo
      con  sus  dardos  y  sus  piedras,  haciéndolo  salir  a  campo  abierto.  Los  tribalos
      avanzaron  y  en  el  ala  derecha  sobre  todo  se  aventuraron  más  de  la  cuenta;  tres
      escuadrones  de  jinetes  macedonios  se  lanzaron  al  galope  sobre  ellos  por  la  dere­
      cha  y  la  izquierda,  mientras  por  el  centro  avanzaban  los  otros  escuadrones  y
      tías  ellos  la  falange;  el  enemigo,  que  hasta  entonces  había  defendido  el  terreno
      con  bastante  bravura,  no  pudo  hacer  frente  a  los·  jinetes  revestidos  de  corazas
      ni  a  la  falange  cerrada  y  huyó  a  través  del  bosque  hacia  el  río;  en  la  huida  pere­
      cieron  tres  mil;  los  demás  se  salvaron  entre  la  espesura  del  bosque  y  las  primeras
      sombras de la  noche.
   84   85   86   87   88   89   90   91   92   93   94