Page 171 - Guerra civil
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GUERRA CIVIL I
forrajeros enemigos, que estaban despreocupados y disper
sos sin temor alguno, captura un gran número de bestias
y de hombres, y, hábilmente, se distribuye ante las cohor
tes de cetrados 1 que habían sido enviados como refuer
zo: los unos, para permanecer al resguardo del botín, los
otros para resistir y rechazar a los recién llegados;
2 Una cohorte de éstos, que temerariamente se había ade
lantado a sus otras unidades fuera de la línea de combate,
resulta separada, rodeada y masacrada, y los nuestros,
incólumes, y con un enorme botín, regresan a su campa
mento a través del mismo puente.
LVI. 1 Mientras esto, acontece en Ilerda, los masi-
lienses, siguiendo el parecer de Domicio, pertrechan naves
de guerra en número de diecisiete, de las cuales once cu
biertas con puentes.1 2 A ellas agregan muchos navios
menores, para que nuestra flota se aterre por su multitud
misma; los proveén de un gran número de sagitarios y de
álbicos, de que se trató ya anteriormente 2 y a los cuales
incitan mediante recompensas y promesas. 3 Domicio
reclama una cantidad precisa de naves para sí, y las colma
de los colonos y pastores que había llevado consigo.3
4 Así, proveída su escuadra de cuanto es necesario, con
gran confianza se adelanta hacia nuestras embarcaciones,
que Décimo Bruto 4 comandaba. Estas últimas fondeaban
en la isla que está frente a Misilia.
LVII. 1 El número de barcos de Bruto era muy in
ferior, pero César había asignado a su flota los varones
más valientes de todas las legiones, los antesignanos y
centuriones que habían exigido esta misión para ellos pre
cisamente. 1 2 Éstos tenían preparados garfios de fie
rro, 2 arpones de abordaje 3 y se habían proveído de gran
número de lanzas, de dardos y de proyectiles de toda clase.
Y así, advertida la llegada de los enemigos, sacan sus
naves del puerto y entran en combate con los masilienses.
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