Page 175 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I


               LIX.       1  Lo  anterior  fue  anunciado  cuanto  antes  a
            César en  Ilerda;  aquí,  apenas terminado el puente,  la  For­
           tuna  cambia.         2  El  enemigo, aterrado por  la  eficacia  de
           nuestra  caballería,  merodeaba con  menos  libertad y menos
           osadía;  unas  veces,  saliendo  de  su  campamento  por  no
           muy  largo  trecho  para  asegurarse  una  rápida  retirada,
           forrajeaba  en  muy  corto  espacio;  otras  veces,  aventurán­
            dose  a  mayor trayecto,  evitaba  nuestros  centinelas  y  cuer­
            pos  de  guardia,  y,  apenas  sufrido  el  menor  percance,  o
           apenas  apercibida  de  lejos  nuestra  caballería,  huían,  aban­
            donando  sus  fardos  en  la  mitad  del  camino.                3  Y,  en
            fin,  habían  decidido  dejar  pasar  muchos  días  sin  forra­
            jear,  o  lo  hacían  de  noche,  contra  la  costumbre  general.


               LX       1  Entre  tanto  los  oscenses 1  y  los  C alagurrita­
           nos, 2  que  eran  tributarios  de  los  oscenses,  envían  emi­
            sarios  a  César  y  le  ofrecen  que  habrán  de  hacer  cuanto
            les  mande.        2  A  éstos  los  imitan  los  tarraconenses,3
            los yacetanos 4 y  los ausetanos 5 y,  pocos  días  después,  los
            ilurgavonenses, 6  que confinan con  el río Ebro. 7                 3  Cé­
            sar  pide a todos  ellos  que le  ayuden con  trigo.  Todos  ellos
            se  lo  prometen  y,  decomisándolo  con  suma  diligencia,
           acumulan  de bestias de carga el campamento.  4  Conocida
            la  decisión  de  su  comunidad,  inclusive  una  cohorte  de
            ilurgavonenses,  que  estaba  de guardia,  se  pasa  a  las  ban­
            deras  de César.         5  Se  opera  rápidamente una  transfor­
            mación  en  las  circunstancias:  el  puente  se  perfecciona;  8
            cinco  grandes  comunidades  se  incorporan  a  la  adhesión a
            César;  9  queda  resuelto  el  problema  del  aprovisionamien­
            to;  se disipan  los rumores sobre  el  socorro  de  las legiones
            que se  decían venir  con  Pompeyo  a  través  de  la  Maureta­
            nia;  y  muchas  comunidades  más  lejanas  aún  abandonan
            a  Afranio  y  procuran  la  colaboración  con  César.


               LXI.        1  Consternados los ánimos  de los enemigos por
            los  sucesos  antedichos,  César,  para  no  tener  que  enviar
            siempre a  su caballería  a dar un largo  rodeo por el puente,


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