Page 173 - Guerra civil
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GUERRA CIVIL I
3 De un lado y otro se combatió muy valerosa y encarni
zadamente; y por cierto que en valor no cedían mucho a
los nuestros los álbicos, hombres rudos, montañeses y en
trenados en armas. 4 Éstos, habiendo dejado poco antes
a los masilienses, tenían lleno el ánimo de las recientes
promesas de aquéllos, y los pastores de Domicio, exaltados
con la esperanza de su libertad, trataban de demostrar
su entusiasmo ante las miradas de su amo.
LVIII. 1 Los masilienses mismos, confiando en la
rapidez de sus naves y en la pericia de sus timoneles, esqui
vaban a los nuestros y eludían sus arremetidas y, cuando
se podía utilizar un espacio más amplio, esparcida su es
cuadra de manera más extensa, trataban de envolvernos
o de arremeter a cada nave nuestra con muchas de
ellos o, si podían de cercenar nuestros remos al paso.1
2 Cuando se imponía, de manera ineludible, la aproxima
ción, pasaban, de la pericia y maniobras de sus timoneles,
al valor de sus montañeses. 2 3 Los nuestros se veían
estorbados porque disponían de timoneles menos hábiles,
pues habían sido sacados de barcos de carga, de modo im
provisado, y aún no conocían, inclusive, los vocablos de
los aparejos guerreros, y también por la lentitud y pesa
dez de nuestras embarcaciones que, hechas súbitamente,
con madera fresca, no tenían igual ventaja en velocidad. 3
4 Y así, cuando se presentaba la ocasión de luchar de
cerca, con sereno arrojo enfrentaban una sola nave suya
a cada par de naves enemigas, y, echado encima el garfio
de fierro e inmovilizadas una y otra embarcación, lucha
ban divididos en dos frentes y abordaban así los barcos
enemigos 4 y, masacrando a una gran cantidad de álbicos
y de pastores, hundían parte de los navios y a algunos los
capturaban con sus tripulaciones, mientras arrinconaban a
los demás en el puerto .5 5 Ese día los barcos de los
masilienses, contando los que fueron capturados, sufrie
ron la pérdida de nueve unidades. 6
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