Page 199 - Guerra civil
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GUERRA CIVIL I
con sus legiones, enviando por delante a su caballería,
a que hostigue y apremie a la retaguardia enemiga. Y ni
un solo momento pasa sin que la extremidad de ésta
combata con nuestra caballería.
LXXIX. 1 La índole del combate era la siguiente:
cohortes armadas a la ligera1 remataban la retaguardia
del enemigo, y muchas de ellas resistían en terreno llano.
2 Si había que escalar un monte, resolvían fácilmente el
escollo por la naturaleza misma del sitio, pues, desde su
situación elevada, los que se hallaban antes protegían a
sus compañeros que iban subiendo; 3 cuando sobreve
nía un valle o un terreno en declive, los de primera línea no
podían prestar ayuda a los rezagados, pues nuestros caba
lleros, desde su posición más elevada, concentraban sus
proyectiles en los que les daban la espalda. 4 Quedaba
el recurso de que, cuando se acercaba un terreno de esta
naturaleza, el enemigo ordenara a las enseñas de las le
giones mantenerse firmes y rechazar a nuestros jinetes con
una enérgica acometida y, retirados éstos, emprendiendo de
improviso la carrera, bajar todos al valle y, pasando así
de nuevo adelante, resistir en los terrenos altos. 2 5 Pero
carecían tanto del apoyo de sus jinetes cuanto el
número de éstos era considerable, pues los habían concen
trado en el centro del ejército, despavoridos como estaban
de los combates anteriores, teniéndolos, incluso, que cus
todiar; en efecto, ni uno solo de ellos se permitía salir
de la columna en marcha, que no fuera cautivado por la
caballería de César.
LXXX. 1 Mientras se pelea de esta manera, se avan
za con lentitud y poco a poco, y frecuentemente detiene
el enemigo la marcha para venir en apoyo de los suyos,
según entonces aconteció. 2 Pero, después de haber
caminado cuatro millas, apremiado encarnizadamente por
nuestra caballería, se apodera de un monte alto1 y allí
levanta un campamento de un solo lado, frente al ad-
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