Page 197 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I


          quiera  que  tenga  en  su  poder  a  un  soldado  de  César  lo
          denuncie;  los  denunciados  son  muertos  públicamente  en
          el  pretorio.  Pero  muchos  esconden  a  aquellos  que  tenían
          como  invitados y,  durante la  noche,  los  ayudan a huir por
          encima de la empalizada. 3             5  Y así, el terror desplegado
          por  los  generales  enemigos,  la  crueldad  de  su  suplicio  y
          el nuevo  compromiso  del  reciente  juramento,  suprimen  la
          esperanza  de  una  capitulación  próxima,  trasforma  el  cri­
           terio  de  los  soldados  y  regresa  el  problema  al  anterior
           estado  de  guerra. 4

              LXXVII.          1  César ordena  buscar,  con diligencia  ex­
           trema,  y  dejar  ir  a  los  soldados  del  enemigo  que  habían
           venido  a  su  campamento.1             2  Pero  algunos  del  grupo
           de los tribunos militares y de los centuriones permanecieron
           con  él,  por  su  personal  deseo.2  A  éstos,  César  los  colmó
           después de  consideraciones:  conservó  a los  centuriones en
           sus  anteriores grados y  en  el  rango  tribunicio a  los  caba­
           lleros  romanos. 3


              LXXVIII.           1  Los  afranianos  estaban  agobiados  por
           la  falta  de víveres,  y con  dificultad  se aprovisionaban  de
           agua.  Los legionarios  conservaban alguna  porción  de  ali­
           mento,  pues  se  les  había  ordenado  portar  vituallas  para
           ocho  días,1  pero  los  cetrados  y  demás  tropas  auxiliares
           no  disponían  de  ningún  comestible,  pues  sus  estipendios
           para adquirirlo eran exiguos 2  y su cuerpo no estaba acos­
           tumbrado a cargar pesos.3              2  Y así,  un gran número de
           éstos  se  pasaba diariamente  a  César.  La  situación  preva­
           lecía  en  medio  de  tales  zozobras.  Pero  de  las  dos  alter­
           nativas posibles,4  la más  viable era  el  regresar  a  Ilerda,
           porque  los  pompeyanos  habían  dejado  ahí  algo  de  trigo.
           En  dicha  localidad  habrían  de  examinar  los  problemas
           subsecuentes.5          3  Tarragona6  quedaba  más  lejos  y
           comprendían que  durante el  trayecto  a ella,  podía la etapa
            reservar mucho más  riesgos.  Aprobada  esta  última  deter­
           minación, salen de su campamento.                4  César los persigue


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