Page 193 - Guerra civil
P. 193
GUERRA CIVIL I
4 Esta faena se la reparten Petreyo y Afranio, y ambos,
con el objeto de supervisar la obra, avanzan bastante lejos.
LXXIV. 1 Gracias a su ausencia, los soldados de
ambos ejércitos, encontrando una oportunidad de charla,
confraternizan indistintamente entre ellos,1 y cada cual
inquiere si hay algún conocido o paisano suyo en el cam
pamento de César. 2 En primer término, todos los de
un partido dan las gracias a los del otro por haberlos deja
do con vida el día anterior, cuando se encontraban despa
voridos, agregando que existen gracias a su magnanimi
dad. 2 Luego preguntan por la probidad de su general en
jefe; si sería o no correcto que ellos confiaran en éste; y
deploran no haber dejado, desde un principio, las armas
que levantaron contra personas amigas y consanguíneas.3
3 Los mismos, exaltados por sus propias palabras, piden
del general en jefe la vida de Petreyo y Afranio, para que
no parezca que habían fraguado un crimen contra ambos,
ni que hubiesen traicionado a los suyos.4 Todo lo cual
concedido, deciden que al punto habían de cambiar de ban
dera y envían a César, como emisarios de paz, a centurio
nes de primera línea.δ 4 Entre tanto, unos llevan a
su campamento a los otros para que los visiten, otros
son invitados por sus amigos, de tal modo que ya parecía
de dos cuarteles que eran se habían convertido en uno
solo. Muchos tribunos militares y centuriones acuden a
César y se ponen a su disposición. 6 5 Lo mismo acon
tece con los cabecillas de Hispania a los que los pom
peyanos habían reclutado y mantenían consigo en su cam
pamento en calidad de rehenes. 7 Éstos indagaban sobre
sus conocidos y sus huéspedes, cada cual inquiriendo por
la mediación de quién podría tener acceso a una reco
mendación con César. 6 Inclusive, el joven hijo de
Afranio 8 negociaba sobre su propia integridad y la de su
padre por medio del legado Sulpicio9 ante César.
7 Según parecía, todo era desbordante júbilo y congra
tulaciones, tanto por parte de aquellos que se habían sus-
51