Page 189 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I


           Octogesa  por  las  cordilleras.          5  Cuando los  cetrados  se
          dirigían  a  su  objetivo,  mediante  una  maniobra  oblicua, 4
           descubiertos  por  la  caballería  de  César,  son  acometidos
           por  ésta;  los cetrados  no  pudieron  resistir, ni una  mínima  ,
           parte  de tiempo,  la  embestida de  nuestros  jinetes, y  todos
           aquéllos,  envueltos por  éstos,  resultan  masacrados ante  las
           miradas de uno  y  otro  ejército.


              LXXI.         1  Había  llegado  la  ocasión  de  proceder  con
           tiento.1  Y,  naturalmente,  no  escapaba  a  César,  frente  a
           tan  gran  fracaso  sufrido  por  el  enemigo  ante  sus  ojos,
           que el  atemorizado  ejército  contrario no podría  sostenerse,
           y  menos  cercado  de  todos lados  por  la  caballería, al  com­
           batir  en  terreno  llano  y  despejado;  2  y esto  lo  solicitaban
           de  él,  con  insistencia,  elementos  de  todas  sus  unidades.
           2  Coincidían sus generales, sus centuriones y sus tribunos
           militares,  en  perdirle


              que  no  dudara  en  entablar  batalla,  pues  estaban  los
              ánimos  de  los  soldados preparados para  ello  como  nun­
              ca;      3  en  cambio,  los  afranianos  habían  dado  mues­
               tras  de su  temor  por  diversos  indicios,  pues no  habían
               prestado auxilio  a  sus  compañeros, 3  no habían  descen­
               dido  de  su  otero,  no  soportaban  casi  la  embestida  de
               la  caballería  y,  amontonados  en  un  solo  sitio,  apiñando
               sus  enseñas,  no  habían  acertado  a  conservar  en  orden
               ni  su disciplina ni  sus  pendones.           4  Que,  en  caso  de
               que  lo que le  preocupara  fuera  la  desigualdad  del  cam­
               po de batalla,4  entonces  se podía  escoger  la  opción  de
               luchar  en  algún  otro terreno,  porque  Afranio  tenía que
               descender  de  la  elevación  en  que  se  hallaba,  pues  no
               podía  permanecer en ella  sin agua. 6


              LXXII          1  Pero  César  abrigaba  la  esperanza  de  que,
           sin  necesidad  de  lucha  ni  en  detrimento  alguno  de  los
           suyos, podía alcanzar la victoria, pues tenía cortados los ví­
           veres  a  sus adversarios:           2  ¿por qué, en efecto,  aún  en


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