Page 88 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


           el porvenir.  Cuando  se oye  llamar rex,  responde:  "no  me
           llamo  rex,  me  llamo  César”;  pero  no  se  opone  a  su  co­
           ronación  pública  por  parte  de  Antonio,  el  15  de  febrero

           de  44.
              La  dictadura  perpetua  cesariana  y sus  reformas  consti­

           tucionales,  con  la  mecha prendida  de  la monarquía,  deter­
           minaron  la conspiración  contra César:  Marco Junio Bruto,
           el  hijo  de  esa  Servilia  a  quien  César  había  amado,  y  a

           cuyo padre, cesariano, Pompeyo había ejecutado fríamente;
           a  quien  César  había  amnistiado  en  Farsalia,  dándole  des­

           pués, en testimonio de su afecto, el gobierno de la Cisalpina
           en 46  y  la  pretura  urbana  el  primero  de  enero  de  44,  se
           dejó  abordar  un  día  por  Cayo  Cassio.  Y  a  propósito

           de  la  inminente  reunión  senatorial en  que  el  senado  deli­
           beraría  sobre  la  monarquía  de  César,  Cayo  Cassio  le pre*

           guntó  él  qué  haría  en  esa  sesión.  Bruto  contestó:  “Mi
           deber  será  defender  la  libertas  y  morir  antes  que  verla
           expirar.”  Cassio  le  replicó  que  más  valía  salvarla,  y  el

           resultado  de  la  charla  decidió  el  complot.

              A  él  se  agregaron,  inmediatamente,  antiguos  pompeya­
           nos:  Quinto  Ligario,  Pontio  Aquila,  Rubrio  Ruga,  Sextio
           Naso;  o  cesarianos, a  quienes la ambición  de  César espan­

           taba:  Serbio  Sulpicio  Galba,  Lucio  Minucio  Basilo,  Lucio
           Tillo  Cimber,  Cayo  y  Publio  Servilio  Gasea,  y  hasta  dos

           antiguos  generales  de  César  en  Marsella:  Cayo  Trebonio
           y Décimo Junio  Bruto. Atrayéndolo a la curia con  hipocre­
           sía y  perfidia,  e  inexplicablemente  desoyendo el  mártir  las

           veladas  advertencias  que  se  le  hicieron  sobre  su  muerte,
           fue  cosido a puñaladas  en  la  curia:  recibió treinta  y  cinco

           golpes  de  daga,  cayó  muerto  a  los  pies  de  la  estatua  de



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