Page 152 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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El cuatro, el dos y el tres suman nueve, que es el número natural del hombre
y también el de los mundos inferiores. El cuatro representa al hombre
ignorante; el dos, al intelectual y el tres, al espiritual. En su infancia, la
humanidad camina a cuatro patas: cuando evoluciona, con dos, y al poder
de su propia mente el mago redimido e iluminado suma el bastón de la
sabiduría. La esfinge es, por consiguiente, el misterio de la Naturaleza, la
encarnación de la doctrina secreta, y todos aquellos que no pueden resolver
su enigma perecen. Pasar junto a la esfinge supone alcanzar la inmortalidad
personal.
La Esfinge se construyó, sin duda, por motivos simbólicos a instancias de la clase
sacerdotal. Las teorías de que el uraeus que tiene en la frente era, en un principio, el
dedo de un reloj de sol inmenso y de que tanto la Pirámide como la Esfinge servían
para medir el tiempo, las estaciones y la precesión de los equinoccios son ingeniosas,
pero no demasiado convincentes. Si esta criatura inmensa fue erigida para destruir por
completo el antiguo pasillo que conducía al templo subterráneo de la Pirámide, su
simbolismo sería de lo más apropiado. En comparación con el tamaño y la dignidad
abrumadores de la Gran Pirámide, la Esfinge resulta casi insignificante. Su rostro
maltrecho, sobre el cual aún se alcanzan a distinguir vestigios de la pintura roja que
cubría la figura en un principio, está tan desfigurado que no se reconoce. Un fanático
musulmán le partió la nariz para que los seguidores del profeta no cayeran en la
idolatría. La naturaleza misma de su construcción y las reparaciones que son
necesarias ahora para evitar que se le caiga la cabeza indican que no podría haber
sobrevivido los inmensos períodos transcurridos desde la construcción de la
Pirámide.
Para los egipcios, la Esfinge era el símbolo de la fuerza y la inteligencia. Se
representaba como andrógina para indicar que reconocían que los iniciados y los
dioses compartían los poderes creativos tanto positivos como negativos. Según Gerald
Massey: «Este es el secreto de la Esfinge. La esfinge ortodoxa de Egipto es masculina
por delante y femenina por detrás y lo mismo ocurre con la imagen de Set-Tifón, una
especie de cuerno y cola, macho por delante y hembra por detrás. Los faraones, que
llevaban tras de sí la cola de la leona o de la vaca, eran masculinos por delante y
femeninos por detrás. Al igual que los dioses, incluían la totalidad dual del Ser en una
sola persona, nacida de la Madre, pero de los dos sexos como un bebé». [34]
La mayoría de los investigadores se han burlado de la Esfinge y, sin dignarse