Page 150 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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a las cámaras subterráneas sagradas en las que se celebraban los juicios de los

       iniciados. Esta entrada, obstruida en nuestros días por arenas y basura, todavía
       se  puede  rastrear  entre  las  patas  delanteras  del  coloso  agachado.  Antes  se

       cerraba mediante una puerta de bronce cuyo resorte secreto solo podían hacer

       funcionar los magos. La custodiaba el respeto público y una suerte de temor

       religioso  mantenía  su  inviolabilidad  mejor  de  lo  que  lo  habría  hecho  la
       protección  armada.  En  el  vientre  de  la  Esfinge  había  galerías  abiertas  que

       conducían  a  la  parte  subterránea  de  la  Gran  Pirámide.  Estas  galerías  se

       entrecruzaban con tanto arte a lo largo de su trayecto hasta la Pirámide que, si

       uno  se  internaba  en  el  pasadizo  sin  nadie  que  lo  guiara  por  aquella  red,
       siempre e inevitablemente regresaba al punto de partida».                       [32]



       Lamentablemente,  la  puerta  de  bronce  a  la  que  hace  referencia  no  se  puede

  encontrar,  ni  tampoco  ninguna  evidencia  de  que  hubiese  existido  alguna  vez.  No

  obstante, el paso de los siglos ha producido muchos cambios en el coloso y es posible

  que la abertura original se hubiese cerrado.
       Casi todos los estudiosos del tema creen que existen cámaras subterráneas debajo

  de la Gran Pirámide. Robert Ballard escribe: «Los sacerdotes de las pirámides del lago
  Mœris tenían sus amplias residencias subterráneas y me parece más que probable que

  las  de  Gizeh  también  las  tuvieran.  Y  aún  diré  más:  es  posible  que  de  las  mismas
  cavernas se excavara la caliza con la que se construyeron las Pirámides. […] En las
  entrañas  de  la  cresta  de  caliza  sobre  la  cual  están  construidas  las  pirámides  se
  encontrará  aún  —estoy  convencido—  abundante  información  sobre  sus  usos.  Una
  buena broca de diamante con vástagos de ochenta o noventa metros es lo que hace

  falta para probar esto y la solidaridad de las pirámides al mismo tiempo».                            [33]

       La  teoría  de  Ballard  sobre  la  existencia  de  amplios  aposentos  y  canteras
  subterráneos  plantea  un  problema  importante  en  el  estudio  científico  de  la

  arquitectura.  Los  constructores  de  las  pirámides  tenían  demasiada  visión  de  futuro

  para poner en peligro la duración de la Gran Pirámide colocando cinco millones de
  toneladas  de  caliza  en  granito  sobre  algo  que  no  fuera  una  base  sólida.  Por

  consiguiente,  resulta  razonablemente  cierto  que  las  cámaras  o  los  corredores  que

  pueda  haber  debajo  del  edificio  han  de  ser  bastante  insignificantes,  como  lo  son
  aquellos que se encuentran en el interior de la estructura, que ocupan menos de 1/1600

  del volumen de la pirámide.
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