Page 243 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 243

puso  a  bailar  desenfrenadamente,  a  cantar,  a  farfullar  sonidos  inarticulados  y  a

  predecir el futuro. Otros se acercaron a la grieta y les pasó lo mismo. La fama del
  lugar se difundió y muchos se acercaron a conocer el futuro mediante la inhalación de

  los gases pestilentes, que los ponían eufóricos hasta llegar casi al delirio.

       Algunos  de  los  que  iban,  como  eran  incapaces  de  controlarse  y  como

  temporalmente tenían una fuerza de locos, se soltaban bruscamente de aquellos que
  pretendían  contenerlos,  saltaban  por  la  abertura  y  morían.  Para  evitar  que  otros

  hicieran  lo  mismo,  se  levantó  un  muro  alrededor  de  la  grieta  y  se  nombró  a  una

  profetisa  para  que  actuara  de  intermediaria  entre  el  oráculo  y  los  que  acudían  a

  formularle  una  pregunta.  Según  los  expertos  posteriores  se  colocó  encima  de  la
  hendidura un trípode de oro, adornado con tallas de Apolo y con la forma de Pitón, la

  gran  serpiente,  sobre  el  cual  se  dispuso  un  asiento  preparado  especialmente,

  construido de tal modo que, aunque uno estuviera bajo los efectos de los gases del
  oráculo, no pudiera caerse fácilmente. Justo antes de esta época se había difundido la

  versión de que los gases del oráculo se desprendían del cuerpo en descomposición de

  Pitón. Es posible que el oráculo revelase su propio origen.
       Al principio y durante muchos siglos se consagraron doncellas vírgenes al servicio

  del  oráculo.  Las  llamaban  phaebades  o  pitias  y  constituían  la  famosa  orden  de  las

  llamadas «pitonisas». Es probable que se escogiera a mujeres para recibir los oráculos

  porque su naturaleza sensible y emocional reaccionaba antes y de forma más completa
  a los «gases del entusiasmo». Tres días antes del momento establecido para recibir las

  comunicaciones  de  Apolo,  la  sacerdotisa  virgen  comenzaba  la  ceremonia  de

  purificación: se bañaba en el pozo de Castalia, ayunaba y solo bebía agua de la fuente

  de Cassotis, que llegaba al templo mediante tuberías ocultas, y, justo antes de subir al
  trípode,  mascaba  unas  cuantas  hojas  del  laurel  sagrado.  Se  ha  dicho  que  el  agua

  contenía drogas alucinógenas o que los sacerdotes de Delfos eran capaces de fabricar

  un  gas  estimulante  y  estupefaciente  que  conducían  por  tuberías  subterráneas  y
  soltaban en el hueco del oráculo, varios metros por debajo de la superficie. De todos

  modos ninguna de estas teorías se ha podido demostrar ni tampoco explica de ninguna

  manera la precisión de las predicciones.

       Cuando  la  joven  profetisa  finalizaba  el  proceso  de  purificación,  la  vestían  con
  vestiduras santificadas y la conducían al trípode, sobre el cual se sentaba, en medio de

  los vapores nocivos que surgían de la enorme grieta. Poco a poco, a medida que iba

  inhalando los gases, se producía en ella una transformación, como si hubiese entrado

  en su cuerpo un espíritu diferente; forcejeaba, se rasgaba las vestiduras y prorrumpía
  en gritos inarticulados. Al cabo de un rato dejaba de forcejear. Cuando se calmaba,
   238   239   240   241   242   243   244   245   246   247   248