Page 242 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 242
escogido por los griegos por la forma de la caverna y la abertura que conducía a las
profundidades de la tierra. El nombre original del oráculo era Pytho, porque sus
cámaras habían sido la morada de la gran serpiente Pitón, una criatura aterradora que
había surgido sigilosamente del limo que quedó al acabar el diluvio que había
destruido a todos los seres humanos, menos a Deucalión y a Pirra. Apolo trepó por la
ladera del monte Parnaso, dio muerte a la serpiente tras un combate prolongado y
arrojó su cuerpo por la grieta del oráculo. A partir de entonces, la divinidad solar,
Apolo Pitio, daba oráculos desde el conducto y compartía con Dioniso el honor de ser
el patrono de Delfos.
Cuando Pitón fue derrotado por Apolo, su espíritu permaneció en Delfos como
representante de su vencedor y con ayuda de sus emanaciones la sacerdotisa lograba
entrar en comunicación con el dios. Se suponía que los gases que salían de la grieta
del oráculo procedían del cuerpo en descomposición de Pitón. El nombre de
«pitonisa» o «Pythia» que se daba a la hierofante del oráculo significa, literalmente,
«persona que ha entrado en un estado de arrebato religioso por inhalar gases de una
materia en descomposición». También interesa destacar que los griegos creían que el
oráculo de Delfos era el ombligo de la tierra, lo que demuestra que, para ellos, el
planeta era un inmenso ser humano. La conexión entre el principio de la revelación
oracular y el significado oculto del ombligo es un secreto importante que tiene que ver
con los Misterios antiguos.
Sin embargo, el oráculo es mucho más antiguo de lo que indica el relato anterior.
Es probable que los sacerdotes inventaran esta historia para explicar los fenómenos a
aquellos curiosos a los que no consideraban dignos de aclaraciones con respecto a la
verdadera naturaleza esotérica del oráculo. Algunos creen que la grieta délfica fue
descubierta por un sacerdote, pero la cueva era sagrada desde que se tienen registros
históricos y acudían personas de todas partes de Grecia y de los países vecinos para
interrogar al demonio que vivía en aquel conducto que parecía una chimenea. Los
sacerdotes y las sacerdotisas lo protegían celosamente y servían al espíritu que moraba
en su interior e iluminaba a la humanidad gracias al don de la profecía.
La historia del descubrimiento original del oráculo es más o menos como sigue:
sorprendía a los pastores que cuidaban a sus rebaños en la ladera del monte Parnaso la
manera en que retozaban las cabras cuando se acercaban a un gran abismo situado en
su ramal sudoeste. Los animales brincaban como si quisieran bailar y emitían extraños
gritos que no se parecían a nada oído hasta entonces. Al final, deseoso de conocer la
causa de aquel fenómeno, uno de los pastores se acercó, curioso, al conducto, del cual
salían unos gases nocivos, y de inmediato se apoderó de él un éxtasis profético, se