Page 240 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Los oráculos griegos


  El culto a Apolo incluía el establecimiento y el mantenimiento de lugares de profecía

  por medio de los cuales los dioses se podían comunicar con la humanidad y revelar el

  futuro a quienes merecieran tal favor. En la historia primitiva de Grecia abundan los
  relatos  de  árboles,  ríos,  estatuas  y  cavernas  que  hablaban,  en  las  que  habían

  establecido su morada ninfas, dríadas o demonios y desde los cuales daban a conocer

  sus  oráculos.  Aunque  los  autores  cristianos  han  tratado  de  demostrar  que  las

  revelaciones  de  los  oráculos  eran  obra  del  demonio  para  inducir  a  la  humanidad  a
  error,  no  se  han  atrevido  a  atacar  la  teoría  de  los  oráculos,  por  las  referencias

  reiteradas  a  ellos  en  sus  propios  escritos  sagrados.  Si  las  piedras  de  ónice  de  los

  hombros del sumo sacerdote de Israel daban a conocer con su brillo la voluntad de

  Jehová,  una  paloma  negra,  dotada  temporalmente  de  la  facultad  de  hablar,  también
  podía pronunciar oráculos en el templo de Júpiter Anión. Si la bruja de Endor podía

  invocar  el  fantasma  de  Samuel,  el  cual,  a  su  vez,  daba  profecías  a  Saúl,  ¿no  iba  a

  poder  una  sacerdotisa  de  Apolo  invocar  el  espectro  de  su  señor  para  predecir  el
  destino de Grecia?

       Los oráculos más famosos de la Antigüedad eran los de Delfos, Dódona, Trofonio

  y Latona, de los cuales los más antiguos eran los robles parlantes de Dódona. Aunque
  no podemos remontarnos a los orígenes de la teoría de la profecía oracular, se sabe

  que muchas de las cuevas y las grietas que los griegos reservaban a los oráculos ya

  eran sagrados mucho antes de que comenzara la cultura griega.
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