Page 276 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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del  cuadrado,  las  de  Rea,  Venus,  Ceres,  Vesta  y  Juno,  y  las  del  dodecaedro,  las  de

  Júpiter,  entonces,  según  nos  informa  Eudoxo,  la  figura  de  cincuenta  y  seis  ángulos
  expresa la naturaleza de Tifón». Plutarco no pretendía explicar el significado interno

  de los símbolos, pero creía que la relación que establecía Pitágoras entre los sólidos

  geométricos y los dioses era el resultado de imágenes que el gran sabio había visto en

  los templos egipcios.
       Albert Pike, el gran simbolista masónico, reconoce que hay muchos puntos con

  respecto a los cuales no había podido obtener información fiable. En su Symbolism,

  para el grado 32 y el grado 33, escribió lo siguiente: «No entiendo por qué hay que

  llamar Minerva al siete o Neptuno al cubo» y más adelante añade: «Es indudable que
  los nombres que los pitagóricos daban a los distintos números eran, en sí mismos,

  enigmáticos  y  simbólicos  y  casi  no  cabe  duda  de  que  en  la  época  de  Plutarco  los

  significados  que  escondían  aquellos  nombres  se  habían  perdido.  Pitágoras  había
  logrado  ocultar  sus  símbolos  con  un  velo  que  resultaba  impenetrable  sin  su

  explicación oral. […]».

       Esta  incertidumbre,  que  comparten  todos  los  verdaderos  estudiosos  del  tema,
  demuestra de forma concluyente que es desaconsejable hacer afirmaciones definitivas

  a  partir  de  la  información  indefinida  y  fragmentaria  de  la  que  disponemos  con

  respecto al sistema pitagórico de filosofía matemática. El material que sigue representa

  un  esfuerzo  por  reunir  unos  cuantos  puntos  destacados  a  partir  de  los  registros
  dispersos  preservados  por  los  discípulos  de  Pitágoras  y  por  otras  personas  que

  posteriormente han estado en contacto con su filosofía.





  El método para obtener el poder numérico de las palabras



  El primer paso para obtener el valor numérico de una palabra consiste en volver a

  llevarla a su lengua original. Con este método solo se pueden analizar las palabras que

  derivan  del  griego  o  del  hebreo  y  todas  las  palabras  se  tienen  que  escribir  con  su
  forma más antigua y más completa. Por consiguiente, las palabras y los nombres del

  Antiguo Testamento se deben volver a traducir a los caracteres hebreos primitivos y

  las palabras del Nuevo Testamento, al griego. Los dos ejemplos siguientes ayudarán a
  aclarar este principio.

       El demiurgo de los judíos equivale en castellano a Jehová, pero, para buscar el

  valor numérico de este nombre hay que devolverlo a sus letras hebreas. Se convierte
  en הוהי, h w h y y se lee de derecha a izquierda. Las letras hebreas son: h (hé) w (vau) h
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