Page 300 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Según  otro  concepto  de  la  Sabiduría  Antigua,  todos  los  cuerpos  —ya  sean

  espirituales  o  materiales—  tienen  tres  centros,  que  los  griegos  llaman  el  centro
  superior, el centro intermedio y el centro inferior. Aquí se observa una ambigüedad

  aparente.  Hacer  un  diagrama  o  representar  simbólicamente  de  forma  adecuada  las

  verdades mentales abstractas resulta imposible, porque la representación diagramática

  de  uno  de  los  aspectos  de  las  relaciones  metafísicas  en  realidad  puede  contradecir
  algún otro. Si bien lo que está por encima en general se considera superior en cuanto a

  dignidad y poder, en realidad lo que está en el centro es superior y anterior tanto con

  respecto a lo que se dice que está por encima como con respecto a lo que se dice que

  está por debajo. Por consiguiente, se debe decir que lo primero —que se considera
  que está por encima— en realidad está en el centro, mientras que los otros dos (de los

  que se dice que están por encima o bien por debajo) en realidad están por debajo.

  Para simplificar más esta cuestión, se ruega al lector que considere «por encima» una
  indicación del grado de proximidad al origen y «por debajo» una indicación del grado

  de distancia del origen, que está situado justamente en el centro, y la distancia relativa

  son los distintos puntos a lo largo de los radios desde el centro hacia la circunferencia.
  En cuestiones relacionadas con la filosofía y la teología, «arriba» se puede entender

  como  «hacia  el  centro»  y  «abajo»,  como  «hacia  la  circunferencia».  El  centro  es  el

  espíritu y la circunferencia es la materia. Por consiguiente, «arriba» quiere decir «hacia

  el espíritu siguiendo una escala ascendente de espiritualidad» y «abajo» quiere decir
  «hacia  la  materia  siguiendo  una  escala  ascendente  de  materialidad».  Este  último

  concepto se expresa en parte mediante el vértice de un cono que, visto desde arriba,

  aparece como un punto en el centro exacto de la circunferencia formada por la base

  del cono.
       Estos tres centros universales —el que está arriba, el que está abajo y el vínculo

  que  los  une—  representan  tres  soles  o  tres  aspectos  del  mismo  sol:  son  centros  de

  resplandor.  También  tienen  su  analogía  en  los  tres  grandes  centros  del  cuerpo
  humano,  que,  al  igual  que  el  universo  físico,  es  una  creación  del  demiurgo.  «El

  primero de estos [soles] —afirma Thomas Taylor— es análogo a la luz cuando se la

  ve subsistir en su fuente, el sol; el segundo, a la luz que procede directamente del sol,

  y el tercero, al esplendor que esta luz transmite a otras naturalezas».
       Como  el  centro  superior  (o  espiritual)  está  en  el  medio  de  los  otros  dos,  su

  análogo en el cuerpo físico es el corazón: el órgano más espiritual y misterioso del

  cuerpo humano. El segundo centro (o el vínculo entre el mundo superior y el inferior)

  se  eleva  a  la  posición  de  máxima  dignidad  física:  el  cerebro.  El  tercer  centro  (el
  inferior)  queda  relegado  a  la  posición  de  menos  dignidad  física,  pero  de  mayor
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