Page 305 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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permanencia de su fuente divina.







  Como el cuerpo físico del hombre tiene cinco extremidades definidas e importantes

  (dos piernas, dos brazos y una cabeza que gobierna a las cuatro primeras), el número

  cinco  ha  sido  aceptado  como  símbolo  del  hombre.  Con  sus  cuatro  esquinas,  la
  pirámide simboliza los brazos y las piernas y, con el vértice, la cabeza, con lo cual

  indica que un solo poder racional controla cuatro esquinas irracionales. Las manos y

  los pies se usan para representar los cuatro elementos, de los cuales los dos pies son la

  tierra y el agua y las dos manos, el fuego y el aire. Por lo tanto, el cerebro simboliza el
  quinto  elemento  sagrado,  el  éter,  que  controla  y  une  a  los  otros  cuatro.  Si  los  pies

  están juntos y los brazos están abiertos, el hombre simboliza la cruz, con el intelecto

  racional como cabeza o extremidad superior.

       Los dedos de las manos y de los pies también tienen un significado especial. Los
  dedos  de  los  pies  representan  los  Diez  Mandamientos  de  la  ley  física  y  los  de  las

  manos representan los Diez Mandamientos de la ley espiritual. Los cuatro dedos de

  cada  mano  (sin  contar  los  pulgares)  representan  los  cuatro  elementos  y  las  tres
  falanges de cada dedo representan las divisiones del elemento, de modo que los dedos

  de  cada  mano  están  divididos  en  doce  partes,  que  son  análogas  a  los  signos  del

  Zodiaco, mientras que las dos falanges y la base de los dos pulgares representan la
  divinidad  trina.  La  primera  falange  corresponde  al  aspecto  creativo;  la  segunda,  al

  aspecto preservador, y la base, al aspecto generador y al destructivo. Cuando se unen

  las  dos  manos,  el  resultado  son  los  veinticuatro  Ancianos  y  los  seis  días  de  la

  creación.
       Para  el  simbolismo,  el  cuerpo  está  dividido  verticalmente  en  dos  mitades:  la

  derecha  se  considera  luz  y  la  izquierda,  oscuridad.  Aquellos  que  no  estaban

  familiarizados con el verdadero significado de la luz y la oscuridad llamaban espiritual

  a  la  parte  luminosa  y  material  a  la  parte  izquierda.  La  luz  es  el  símbolo  de  la
  objetividad y la oscuridad, el de la subjetividad. La luz es una manifestación de la vida

  y, por consiguiente, es posterior a la vida. Lo que precede a la luz es la oscuridad, en

  la cual la luz existe de forma temporal, pero la oscuridad existe de forma permanente.
  Así como la vida precede a la luz, su único símbolo es la oscuridad y la oscuridad se

  considera  el  velo  que  debe  ocultar  eternamente  la  verdadera  naturaleza  del  Ser

  abstracto y no diferenciado.

       Antiguamente, los hombres luchaban con el brazo derecho y defendían sus centros
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