Page 301 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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importancia  física:  el  aparato  reproductor.  De  este  modo,  el  corazón  es,

  simbólicamente,  la  fuente  de  la  vida;  el  cerebro  es  el  vínculo  que,  mediante  la
  inteligencia  racional,  une  la  vida  con  la  forma,  y  el  aparato  reproductor  (o  creador

  infernal) es la fuente del poder gracias al cual se producen los organismos físicos. Los

  ideales y las aspiraciones de cada persona dependen en gran medida de cuál de estos

  tres centros de poder predomine en cuanto al alcance y la actividad de la expresión.
  En los materialistas, el más fuerte es el centro inferior; en los intelectuales, el superior;

  en cambio, en los iniciados, el medio —al bañar los dos extremos en un torrente de

  resplandor espiritual— controla sanamente tanto la mente como el cuerpo.

       Así  como  la  luz  da  fe  de  que  hay  vida  —que  es  lo  que  la  origina—,  la  mente
  demuestra  la  existencia  del  espíritu  y  la  actividad,  en  un  plano  más  inferior  aún,

  demuestra que existe la inteligencia. Por consiguiente, la mente pone de manifiesto al

  corazón, mientras que el aparato reproductor, a su vez, pone de manifiesto a la mente.
  En consecuencia, el símbolo más común de la naturaleza espiritual es un corazón; el

  de la capacidad intelectual es un ojo abierto, que representa la glándula pineal o el ojo

  ciclópeo,  que  es  el  Jano  de  dos  caras  de  los  Misterios  paganos,  y  el  del  aparato
  reproductor es una flor, un bastón, una copa o una mano.

       Aunque todos los Misterios reconocían el corazón como centro de la conciencia

  espiritual, a menudo pasaban por alto deliberadamente este concepto y utilizaban el

  corazón  en  su  sentido  exotérico  como  símbolo  de  la  naturaleza  emocional.  En  este
  caso,  el  aparato  reproductor  representaba  el  cuerpo  físico;  el  corazón,  el  cuerpo

  emocional, y el cerebro, el cuerpo mental. El cerebro representaba la esfera superior,

  pero cuando los iniciados habían superado los grados inferiores, les enseñaban que el

  cerebro representaba la llama espiritual que moraba en los lugares más recónditos del
  corazón.  El  estudioso  del  esoterismo  descubre  poco  después  que  los  antiguos

  recurrían  a  menudo  a  diversos  subterfugios  para  ocultar  las  verdaderas

  interpretaciones  de  sus  Misterios.  Sustituir  el  corazón  por  el  cerebro  era  uno  de
  aquellos subterfugios.

       Los  tres  grados  de  los  Misterios  antiguos  se  otorgaban,  salvo  contadas

  excepciones,  en  cámaras  que  representaban  los  tres  grandes  centros  del  cuerpo

  humano  y  el  universal.  Si  era  posible,  se  construía  el  propio  templo  en  forma  de
  cuerpo humano. El candidato entraba por entre los pies y recibía el máximo honor en

  el  punto  correspondiente  al  cerebro.  El  primer  grado  era  el  misterio  material  y  su

  símbolo  era  el  aparato  reproductor:  el  candidato  tenía  que  pasar  por  los  distintos

  grados  del  pensamiento  concreto.  El  segundo  grado  se  otorgaba  en  la  cámara
  correspondiente  al  corazón,  aunque  representaba  el  poder  intermedio,  que  era  el
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