Page 352 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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alimentar su huevo, que pone en un lugar preparado con sumo cuidado.
Algunas veces, a los iniciados en los Misterios egipcios los llamaban escarabajos y
también leones y panteras. El escarabajo era el emisario del sol y simbolizaba la luz, la
verdad y la regeneración. Se colocaban escarabajos de piedra —los llamaban
«escarabajos del corazón» y medían unos ocho centímetros— en la cavidad cardíaca
del difunto cuando se retiraba el corazón para ser embalsamado separadamente como
parte del proceso de momificación. Algunos sostienen que los escarabajos de piedra
simplemente se envolvían en la mortaja en el momento de preparar el cuerpo para su
preservación eterna. El pasaje que se transcribe a continuación con respecto a este
tema aparece en el gran libro de iniciación egipcio, El Libro de los muertos: «He aquí
que os convertiréis en un escarabajo de piedra verde que se colocará en el pecho de
un hombre y llevará a cabo para él “la apertura de la boca”». Los ritos funerarios de
muchas naciones guardan una notable similitud con las ceremonias de iniciación a sus
Misterios.
Ra, el dios del sol, tenía tres aspectos importantes. Como creador del universo, se
representaba mediante la cabeza de un escarabajo y recibía el nombre de Jepera, que
significaba la resurrección del alma y una vida nueva al final del período mortal. Los
sarcófagos en los que se ponían las momias de los difuntos egipcios casi siempre
estaban adornados con escarabajos Por lo general se pintaba uno sobre el sarcófago,
con las alas desplegadas justo encima del pecho del difunto. El hecho de que se
hallaran tantos escarabajos pequeños de piedra indica que eran uno de los adornos
preferidos de los egipcios. Por su relación con el sol, el escarabajo simbolizaba la
parte divina de la naturaleza humana. Que sus hermosas alas estuvieran ocultas bajo
su caparazón brillante representaba el alma alada del hombre, oculta dentro de su
cubierta terrenal. Los soldados egipcios tenían el escarabajo como símbolo particular,
porque los antiguos creían que aquellas criaturas eran todas machos y, por
consiguiente, adecuadas como símbolo de virilidad, fuerza y valor.