Page 348 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Plutarco, se la comieron tres peces: el lepidotus (probablemente Lepisosiren), el
phagrus y el oxyrynchus (una especie de lucio). Por tal motivo, los egipcios se
negaban a comer la carne de estos peces, convencidos de que hacerlo sería consumir
el cuerpo de su dios. Cuando se usaba como símbolo del mal, el pez representaba la
tierra (la naturaleza inferior del hombre) y la tumba (el sepulcro de los Misterios). Por
eso, Jonás pasó tres días en el vientre del «gran pez», como Cristo estuvo tres días en
la tumba.
Varios de los primeros Padres de la Iglesia creían que la «ballena» que había
tragado a Jonás era el símbolo de Dios Padre, que cuando el desventurado profeta fue
arrojado por la borda, lo aceptó dentro de Su propia naturaleza hasta que llegó a un
lugar seguro. En realidad, la historia de Jonás es una leyenda sobre la iniciación en los
Misterios y el «gran pez» representa la oscuridad de la ignorancia que traga al hombre
cuando lo arrojan por el costado del barco (nace) al mar (la vida). Es posible que la
historia se originara a partir de la costumbre, común en la Antigüedad, de construir
embarcaciones en forma de peces o de aves y que Jonás simplemente fuera recogido
por otro barco y llevado a puerto y que la forma de la embarcación hiciera que se la
llamara «gran pez». («Veritatis simplex oratio est!») Lo más probable es que la
«ballena» de Jonás se basara en una criatura mitológica pagana, el hippocampus, en
parte caballo y en parte delfín, porque las estatuas y las tallas cristianas primitivas
muestran una criatura compleja, en lugar de una ballena de verdad.
Cabe suponer que las misteriosas serpientes marinas que, según las leyendas
mayas y toltecas, llevaron a los dioses a México eran embarcaciones vikingas o
caldeas construidas en forma de monstruos marinos o dragones complejos. H. P.
Blavatsky propone la teoría de que la palabra cetus, la gran ballena, deriva de keto, un
nombre del dios pez, Dagon, y que en realidad Jonás, después de ser capturado por
marineros fenicios y antes de ser trasladado a una de sus ciudades, estuvo confinado
en una celda abierta en el cuerpo de una estatua gigantesca de Dagon. Existe sin duda
un gran misterio en torno a la forma gigantesca del cetus, que se sigue conservando
como constelación.