Page 346 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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El pez se ha asociado a menudo con los salvadores del mundo. Vishnu, el
redentor hindú, que adopta diez formas para redimir el universo, fue
expulsado de la boca de un pez en su primera encarnación. Isis, mientras
amamanta al bebé Horus, aparece a menudo con un pez en el tocado.
Oannes, el salvador de los caldeos (que lo tomaron prestado de los
brahmanes), se representa con cabeza y cuerpo de pez, del cual sobresale su
forma humana en algunos puntos. Jesús, que a menudo se representa como
un pez, decía a sus discípulos que debían convertirse en «pescadores de
hombres». El símbolo del pez fue también el primer monograma de los
cristianos. El misterioso nombre griego de Jesús, ΙΧΘΥΣ, quiere decir «pez».
El pez fue aceptado como símbolo de Cristo por varios de los primeros
Padres de la Iglesia que fueron canonizados. San Agustín comparaba a
Cristo con un pez asado sobre las ascuas y también indicaba que la carne de
aquel pez era el alimento de los hombres justos y santos.
La palabra nun significa tanto «pez» como «crecimiento» y, como dice Inman: «A los
judíos los condujo a la victoria el Hijo del Pez, también llamado Josué y Jesús (el
Salvador). En inglés, nun significa religiosa de la fe cristiana. Los cristianos
primitivos usaban tres peces para representar a la Santísima Trinidad y el pez también
es uno de los ocho símbolos sagrados del gran Buda. Asimismo, resulta significativo
que el delfín estuviese consagrado tanto a Apolo (el salvador solar) como a Neptuno.
Se creía que aquel pez transportaba al cielo sobre su lomo a los marineros que habían
naufragado. El delfín fue aceptado por los primeros cristianos como emblema de
Cristo, porque para los paganos aquella hermosa criatura era amiga y benefactora del
hombre. Es posible que el heredero al trono de Francia, el dauphin, deba su título a
aquel antiguo símbolo pagano del poder preservador divino. Los primeros defensores
del cristianismo comparaban a los conversos con peces, que, en el momento del
bautismo, “regresaban otra vez al mar de Cristo”».
Los pueblos primitivos creían que el mar y la tierra estaban habitados por criaturas
extrañas y los primeros libros de zoología contienen curiosas ilustraciones de bestias,
reptiles y peces complejos, que no existían en la época en la cual los autores
medievales compilaron aquellos libros voluminosos. En los antiguos rituales de
iniciación de los Misterios persas, griegos y egipcios, los sacerdotes se disfrazaban de
criaturas complejas, con lo cual representaban distintos aspectos de la conciencia