Page 347 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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humana. Usaban aves y reptiles como emblemas de sus diversas divinidades y a
menudo creaban formas de aspecto grotesco y les asignaban rasgos, hábitos y
entornos imaginarios para simbolizar determinadas verdades espirituales y
trascendentales, que así se mantenían ocultas a los profanos. El fénix hacía su nido
con incienso y llamas. El unicornio tenía cuerpo de caballo, patas de elefante y cola de
jabalí. La parte superior del cuerpo del centauro era humana y la inferior, equina. El
pelícano de los herméticos alimentaba a sus crías de su propio pecho y a esta ave se le
asignaban otros atributos misteriosos, que solo podían ser verdad de forma alegórica.
Si bien muchos escritores de la Edad Media los consideraban criaturas vivas,
ninguno de ellos —salvo el pelícano— existió jamás fuera del simbolismo de los
Misterios. Es posible que tuvieran su origen en rumores sobre animales poco
conocidos entonces, pero en el templo se hacían realidad, porque allí representaban
las múltiples características de la naturaleza humana. La mantícora tenía algunos
puntos en común con la hiena; el unicornio pudo haber sido el rinoceronte de un solo
cuerno. Para los estudiosos de la sabiduría secreta, aquellos animales y aves
complejos no representan más que diversas fuerzas que actúan en los mundos
invisibles. Esto es algo que parecen haber pasado por alto casi todos los que escriben
sobre el tema de los monstruos medievales. [80]
También hay leyendas que sostienen que mucho antes de la aparición de los seres
humanos existía una raza o una especie de criaturas complejas que fueron destruidas
por los dioses. Los templos de la Antigüedad conservaban sus propios registros
históricos y poseían información acerca del mundo prehistórico que jamás ha sido
revelada a los no iniciados. Según aquellos registros, la raza humana evolucionó a
partir de una especie de criatura que tenía en parte la naturaleza de un anfibio, porque
en aquel entonces el hombre primitivo tenía branquias como los peces y estaba
parcialmente recubierto de escamas. En cieno modo y viendo el embrión humano,
cabe la posibilidad de que fuera así. Como consecuencia de la teoría del origen
acuático del hombre, el pez se consideraba el progenitor de la familia humana, de
donde surgió la «ictiolatría» de los caldeos, los fenicios y los brahmanes. Los
indígenas americanos creen que las aguas de los lagos, los ríos y los océanos están
pobladas por un pueblo misterioso: los indios de las aguas.
El pez se ha utilizado como emblema de condenación, pero para los chinos
representaba la satisfacción y la buena suerte y aparecen peces en muchas de sus
monedas. Tifón, o Set, el genio del mal de los egipcios, dividió el cuerpo del dios
Osiris en catorce partes y arrojó una de ellas en concreto al río Nilo, donde, según