Page 358 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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América Central y América del Sur; las cobras encapuchadas de India: Pitón, la gran

  serpiente de los griegos; las serpientes sagradas de los druidas; la serpiente de Midgard
  en Escandinavia; las Naga de Birmania, Siam y Camboya; la serpiente de bronce de los

  judíos;  la  serpiente  mística  de  Orfeo;  las  serpientes  del  oráculo  de  Delfos,  que  se

  enroscaban en torno al trípode sobre el cual se sentaba la sacerdotisa Pitia, un trípode

  que, de por sí, tenía forma de serpientes enroscadas; las serpientes sagradas que se
  mantenían  en  los  templos  egipcios;  los  uraeus  enroscados  sobre  la  frente  de  los

  faraones  y  los  sacerdotes,  todos  ellos  son  ejemplos  de  la  veneración  universal  que

  despertaban las serpientes. En los antiguos Misterios, la serpiente enroscada alrededor

  de  un  bastón  era  el  símbolo  del  médico.  El  caduceo  de  Hermes  con  las  serpientes
  enroscadas  sigue  siendo  el  emblema  de  la  profesión  médica.  En  casi  todos  estos

  pueblos antiguos, la serpiente se aceptaba como símbolo de sabiduría o salvación. La

  antipatía que siente el cristianismo con respecto a la serpiente se debe a la alegoría mal
  entendida del Jardín del Edén.

       La  serpiente  es  fiel  al  principio  de  la  sabiduría,  porque  tienta  al  hombre  con  el

  conocimiento  de  sí  mismo.  Por  consiguiente,  su  propio  conocimiento  hizo  que  el
  hombre  desobedeciera  al  Demiurgus,  Jehová.  Cómo  era  posible  que  hubiera  una

  serpiente en el jardín del Señor, cuando Dios había declarado que todas las criaturas

  que Él había creado durante los seis días de la creación eran buenas, no ha recibido

  una respuesta satisfactoria por parte de los intérpretes de las Escrituras. El árbol que
  crece en medio del jardín es el fuego espinal; el conocimiento de la utilidad de aquel

  fuego  espinal  es  el  regalo  de  la  gran  serpiente.  A  pesar  de  cualquier  afirmación  en

  contrario, la serpiente es el símbolo y el prototipo del Salvador universal, que redime

  al  mundo  proporcionando  a  la  creación  el  conocimiento  de  sí  misma  y  el
  reconocimiento del bien y del mal. Si esto no fuera así, ¿por qué Moisés puso una

  serpiente de bronce en el extremo de una cruz en el desierto, para que todos los que la

  vieran  sanaran  de  las  picaduras  de  las  serpientes  menores?  ¿No  era  acaso  aquella
  serpiente de bronce una profecía del crucificado que vendría después? Si la serpiente

  no es más que algo malo, ¿por qué Cristo enseñaba a Sus discípulos que tenían que

  ser astutos como serpientes?

       La teoría aceptada de que la serpiente es malvada no se puede corroborar. Hace
  mucho  que  se  la  considera  el  emblema  de  la  inmortalidad.  Es  el  símbolo  de  la

  reencarnación,  o  de  la  metempsicosis,  porque  todos  los  años  muda  de  piel  y

  reaparece, como quien dice, en un cuerpo nuevo. En tal sentido, existe una antigua

  superstición según la cual las serpientes no mueren nunca, a menos que sufran una
  muerte violenta, y que, si no les hacen daño, viven para siempre. También se creía que
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