Page 531 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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En los Misterios se atribuye a Adán el poder peculiar de la generación espiritual.
En lugar de reproducir su especie mediante el proceso de la generación física, hizo
salir de sí —o, para ser más correctos, que se reflejara en la sustancia— una sombra
de sí mismo; a continuación, le infundió alma, con lo cual se convirtió en una criatura
viva. No obstante, estas sombras solo duran mientras perdure la figura original de las
cuales son un reflejo, porque, al desaparecer el original, todas las semejanzas se
desvanecen con él. En eso reside la clave de la creación alegórica de Eva del costado
de Adán, porque Adán, que representa la idea o el molde, se refleja en el universo
material como una multitud de imágenes animadas que, en conjunto, reciben el
nombre de Eva. Según otra teoría, la división de los sexos tuvo lugar en la esfera
arquetípica y por eso las sombras del mundo inferior se dividieron en dos clases que
concordaban con los órdenes establecidos en el arquetipo. En la atracción
aparentemente incomprensible de un sexo por el otro, Platón reconocía el impulso
cósmico a la reunión de las mitades cortadas de aquel ser arquetípico.
Lo que se puede deducir exactamente de la división de los sexos que se describe
de forma simbólica en el Génesis es una cuestión muy controvertida. Casi todo el
mundo acepta que el hombre era más que nada andrógino y resulta razonable suponer
que a la larga va a recuperar su bisexualidad. En cuanto a la forma en que lo
conseguirá se proponen dos opiniones. Una escuela de pensamiento sostiene que el
alma humana en realidad se dividió en dos partes (una masculina y otra femenina) y
que el hombre sigue siendo una criatura imperfecta hasta que estas partes se vuelven a
unir mediante la emoción que el ser humano llama amor. De este concepto ha surgido
la doctrina —de la que tanto se ha abusado— de las almas gemelas, que deben buscar
a lo largo de los siglos hasta encontrar la parte complementaria de cada alma partida.
El concepto moderno de matrimonio se basa, en cierto modo, en este ideal.
Según la otra escuela, la llamada división de los sexos se produjo cuando se
suprimió uno de los polos del ser andrógino para que las energías vitales que se
manifestaban a través de él pudieran orientarse hacia el desarrollo del raciocinio.
Desde este punto de vista, en realidad el hombre sigue siendo andrógino y
espiritualmente completo, aunque en el mundo material la parte femenina de la
naturaleza del hombre y la parte masculina de la de la mujer están inactivas. Sin
embargo, mediante el desenvolvimiento espiritual y el conocimiento que transmiten
los Misterios, el elemento latente en cada naturaleza se va volviendo activo poco a
poco y a la larga el ser humano recupera el equilibrio sexual. Según esta teoría, la
mujer se eleva desde su posición como parte imprevisible del hombre a una de
absoluta igualdad. Desde este punto de vista, el matrimonio se considera una