Page 526 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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el Adán celeste, vivía solo en la esfera de Atziluth y dentro de su naturaleza existían

  todas las potencialidades espirituales y materiales. El segundo Adán vivía en la esfera
  de Briah: igual que el primero, era andrógino y la décima división de su cuerpo (su

  talón, Maljut) correspondía a la iglesia de Israel, que herirá la cabeza de la serpiente.

  El tercer Adán —también andrógino— estaba envuelto en un cuerpo de luz y moraba

  en la esfera de Yetzirah. El cuarto Adán no era más que el tercero después de caer en
  la esfera de Assiah, momento en el cual el hombre espiritual asumía la cáscara animal

  o  la  túnica  de  piel.  El  cuarto  Adán  seguía  siendo  considerado  un  solo  individuo,

  aunque  había  experimentado  una  división  y  existían  en  él  dos  cáscaras  o  cuerpos

  físicos: en uno de ellos se encamaba la potencia masculina y en el otro, la femenina.
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       La naturaleza universal de Adán se revela en las distintas versiones acerca de las

  sustancias  de  las  que  estaba  hecho.  Al  principio,  se  decretó·que  la  «tierra»  que  se

  usara para formarlo tenía que proceder de los siete mundos; sin embargo, como estos
  planos  se  negaron  a  entregar  parte  de  sus  sustancias,  el  Creador  les  arrancó  por  la

  fuerza  los  elementos  que  se  emplearían  en  la  constitución  de  Adán.  San  Agustín

  descubrió un notaricón en el nombre de Adán: demostró que las cuatro letras que lo

  componen {en inglés, a, de, a y eme} son las iniciales de las cuatro palabras Anatole
  Dysis Arktos Mesembria, los nombres griegos de las cuatro esquinas del mundo. El

  mismo autor ve también en Adán un prototipo de Cristo, porque escribe lo siguiente:

  «Adán duerme para que se pueda crear a Eva; Cristo muere para que se pueda formar

  la  Iglesia.  Mientras  Adán  duerme,  se  forma  a  Eva  de  su  costado.  Cuando  Cristo
  muere, le golpean con una lanza el costado y de la herida fluyen los sacramentos que

  forman la Iglesia. […] El propio Adán era la figura del que iba a venir».

       En su obra reciente, Judaism, George Foote Moore describe con estas palabras las
  proporciones del hombre adánico: «Era una masa inmensa que llenaba todo el mundo

  hasta todos los puntos cardinales. El polvo del que estaba formado su cuerpo procedía

  de  todas  las  partes  del  mundo  o  del  emplazamiento  del  altar  futuro.  Tiene  mayor

  interés  el  concepto  de  que  el  hombre  fuese  creado  andrógino,  porque  es,
  probablemente, una muestra de una tradición extranjera adaptada a la primera pareja

  del Génesis. R. Samuel bar Nahman (siglo III) dijo que, cuando Dios creó a Adán, lo

  creó mirando hacia los dos lados (sypwudpwyd) y después lo cortó en dos y le hizo dos

  espaldas, una para cada figura».
       El Zohar concibe la existencia de dos adanes: el primero era un ser divino que dio

  un  paso  al  frente  desde  la  máxima  oscuridad  original  y  creó  al  segundo  Adán,  el

  terrenal, según Su propia imagen. El hombre superior o celeste era la esfera causal,
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