Page 682 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 682
Los rayos solares que bajan del sol llevan consigo azufre solar: el Fuego Divino.
Estos rayos se cristalizan al entrar en contacto con los rayos lunares Los rayos solares
también se encuentran con las emanaciones que ascienden desde la superficie terrestre
y entonces se cristalizan aún más en una sustancia parcialmente tangible, que es
soluble en agua pura. Esta sustancia es la «montaña mágica de la luna» que se
menciona en la cana de la Rosa Cruz. La cristalización de los rayos solares y lunares
en agua (rocío) produce la tierra virgen: una sustancia pura e invisible, que no está
contaminada por la materia. Cuando los cristales de tierra virgen están húmedos,
parecen verdes; cuando están secos, parecen blancos.
Von Welling hace una sugerencia para extraer la vida solar del agua estancada,
aunque se muestra reticente tanto a poner nombre a la esencia extraída como acerca de
los diversos procesos necesarios para refinaría e incrementar su poder. Sin embargo,
su consejo resulta valioso e insólito a la vez:
Tomad agua dulce limpia, ponedla en un frasco grande, dejando vacía
alrededor de una cuarta parte, y cerradlo herméticamente. Poned el frasco al
sol durante varias semanas hasta que se pudra y aparezca una precipitación en
el fondo. Si se manipula adecuadamente esta precipitación mediante la
destilación, se obtendrá un aceite ardiente y transparente, cuyos componentes
y usos solo los sabios conocen.
El filósofo de Leiden continúa así:
Cuando tengas suficiente rocío, cierra los frascos con precisión y
consérvalo hasta que lo uses, para que no se evapore nada de su espíritu,
como suele ocurrir. Para eso, ponlo en un lugar fresco, que no esté expuesto al
calor, porque, de lo contrario, el espíritu sutil subirá y desaparecerá, aunque
esto no ocurrirá si, después de llenar tus frascos de rocío hasta el borde, los
cierras bien con cera.
A continuación, en el nombre de Dios, toma la cantidad que quieras de esta
agua de rocío, échala en un vaso limpio de disolución y añade un poco de la
sal pulverizada ya mencionada para que se disuelva y sigue agregándole sal
hasta que ya no se disuelva más en el agua de rocío o hasta que la sal
permanezca en ella cuatro días sin disolverse: entonces ya tiene suficiente y tu