Page 782 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 782

sectas e instituciones por las que ha pasado antes de llegar a su estado actual, y

       en  la  masonería  encontramos  ideas  términos  y  símbolos  indios,  egipcios,

       judíos y cristianos      [206]



       Los  colegios  romanos  de  arquitectos  cualificados  eran,  en  apariencia,  una
  subdivisión de un órgano mayor, el jónico, ya que sus principios y su organización

  eran prácticamente idénticos a los de la institución jónica, más antigua. Se sospecha

  que sobre los Dionisíacos también ejerció una influencia profunda la cultura islámica
  primitiva,  porque  parte  de  su  simbolismo  ha  penetrado  en  los  Misterios  de  los

  derviches. En una época, los Dionisíacos se llamaban a sí mismos «hijos de Salomón»

  y  uno  de  sus  símbolos  más  importantes  era  el  sello  de  Salomón:  dos  triángulos

  entrelazados  Este  motivo  aparece  con  frecuencia  en  lugares  conspicuos  de  las
  mezquitas musulmanas. Se cree que los Caballeros Templarios —sospechosos de todo

  y de cualquier cosa— estuvieron en contacto con aquellos artífices dionisíacos y que

  introdujeron  en  la  Europa  medieval  muchos  de  sus  símbolos  y  sus  doctrinas  Sin

  embargo, la masonería debe sobre todo al culto dionisíaco el cúmulo de símbolos y
  rituales relacionados con la ciencia de la arquitectura. De aquellos artesanos antiguos e

  ilustres recibió también el legado del templo inacabado de la civilización: la estructura

  inmensa e invisible en la cual aquellos constructores iniciados han trabajado sin cesar
  desde el comienzo de su fraternidad. Este edificio imponente, destruido y reconstruido

  una  y  otra  vez,  pero  cuyos  cimientos  permanecen  inalterables,  es  la  auténtica  Casa

  Eterna, de la cual el templo situado en la cima del monte Moria no era más que un
  símbolo pasajero.

       Dejando  aparte  el  aspecto  operativo  de  su  orden,  los  Arquitectos  Dionisíacos

  tenían  un  código  filosófico  especulativo.  Para  ellos,  la  sociedad  humana  era  un

  mampuesto tosco y sin cuadrar —pero cincelado posteriormente—, procedente de la
  cantera  de  la  naturaleza  elemental.  Aquel  bloque  rudimentario  era,  en  realidad,  el

  objeto con el cual trabajaban aquellos artesanos cualificados: lo pulían, lo cuadraban

  y,  con  la  ayuda  de  tallas  hermosas,  lo  transformaban  en  un  milagro  de  belleza.

  Mientras que los místicos liberaban su alma de la esclavitud de la materia por medio
  de la meditación y los filósofos hallaban su mayor alegría en las profundidades del

  pensamiento,  aquellos  obreros  expertos  lograban  salir  de  la  rueda  de  la  vida  y  la

  muerte aprendiendo a blandir sus martillos al mismo ritmo que hace girar las fuerzas
  del cosmos. Veneraban a la Divinidad con el aspecto de un Gran Arquitecto y Maestro

  Artesano,  siempre  arrancando  mampuestos  toscos  de  los  campos  del  espacio  y

  cuadrándolos  para  formar  universos.  Para  los  Dionisíacos,  la  constructividad  era  la
   777   778   779   780   781   782   783   784   785   786   787