Page 872 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Caabaha, un nombre con un parecido asombroso con el del Templo, o Kaaba, que

  contiene la piedra negra sagrada del islam.
       Las hazañas de Hunahpú y Xbalanqué tienen lugar antes de que en realidad se cree

  la  raza  humana  y,  por  ende,  hay  que  considerarlas,  fundamentalmente,  misterios

  espirituales. Xibalbá representa, sin duda, el universo inferior de la filosofía caldea y

  la pitagórica; los príncipes de Xibalbá son los doce gobernantes del universo inferior,
  y los dos maniquíes que hay entre ellos se pueden interpretar como los dos signos

  falsos  del  Zodiaco,  insertados  en  los  cielos  para  que  los  Misterios  astronómicos

  resulten incomprensibles para los profanos. El descenso de Hunahpú y Xbalanqué al

  reino subterráneo de Xibalbá, para lo cual cruzaron los ríos mediante puentes hechos
  con  sus  cerbatanas,  presenta  una  leve  analogía  con  el  descenso  de  la  naturaleza

  espiritual del hombre al cuerpo físico mediante determinados canales superfísicos que

  se  pueden  comparar  con  las  cerbatanas  o  los  tubos.  La  sabarcan  también  es  un
  símbolo adecuado de la columna vertebral y el poder que reside dentro de su diminuta

  abertura  central.  Se  invita  a  los  dos  jóvenes  a  jugar  al  «juego  de  la  vida»  con  los

  dioses de la muerte y solo gracias a la ayuda del poder sobrenatural que les confieren
  los «sabios» pueden derrotar a aquellos señores sombríos. Las pruebas representan el

  alma que deambula por los reinos subzodiacales del universo creado, y que al final

  logren  derrotar  a  los  señores  de  la  muerte  representa  el  ascenso  de  la  conciencia

  espiritual e iluminada desde la naturaleza inferior que se ha consumido por completo
  en el fuego de la purificación espiritual.

       Si analizamos los símbolos que aparecen en las imágenes de sus sacerdotes y sus

  dioses,  resulta  evidente  que  los  quichés  poseían  las  claves  del  misterio  de  la

  regeneración.  En  el  Volumen  II  de  los  Anales  del  Museo  Nacional  de  México  se
  reproduce  la  cabeza  de  una  imagen  que,  según  se  cree  en  general,  representa  a

  Quetzalcóatl.  La  forma  de  esculpir  tiene  un  carácter  oriental  inconfundible  y  en  la

  coronilla  aparecen  tanto  el  sol  de  mil  pétalos  de  la  iluminación  espiritual  como  la
  serpiente  del  fuego  liberado  de  la  columna.  El  chakra  hindú  es  inconfundible  y

  aparece  a  menudo  en  el  arte  religioso  de  las  tres  Américas.  Uno  de  los  monolitos

  esculpidos de América Central está adornado con la cabeza de dos elefantes con sus

  conductores. No han existido animales así en el hemisferio occidental desde tiempos
  prehistóricos y, evidentemente, las tallas son consecuencia del contacto con el lejano

  continente  asiático.  Entre  los  Misterios  de  los  indios  centroamericanos  existe  una

  doctrina  sorprendente  acerca  de  los  mantos  consagrados  o  —como  les  dicen  en

  Europa—  las  capas  mágicas.  Como  su  esplendor  era  fatal  para  la  vista  humana,
  cuando los dioses se aparecían ante los sacerdotes iniciados se envolvían con aquellos
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