Page 875 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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En su artículo sobe «La topografía del mundo espiritual de Dante», Charles Allen
Dinsmore escribe lo siguiente: «[Dante] mantenía que la tierra es redonda, con un
hemisferio de tierra, en cuyo centro está Jerusalén. El otro hemisferio al principio
contenía tierra, pero, cuando Lucifer, al ser expulsado del cielo, estaba a punto de caer
sobre él el suelo “se disimuló en el mar” y llegó al otro lado del globo, de modo que
quedó un hemisferio de tierra y otro de agua. El interior de la tierra también se retiró
ante el Lucifer que descendía, dejando una gran cavidad cónica, que iba desde el
centro del globo hasta la superficie del hemisferio deshabitado. El vacío que creó el
mal en el mundo es la morada de las almas perdidas y se divide en nueve círculos, el
séptimo de los cuales se subdivide en tres círculos más pequeños; el octavo, en diez
zanjas, y el noveno, en cuatro franjas. En el centro de la tierra y, por consiguiente, en
el punto más alejado de Dios, está Lucifer, con la cabeza y el cuerpo en uno de los
hemisferios y las piernas en el otro, de modo que, cuando Virgilio y Dante dieron la
vuelta sobre sus caderas, cruzaron el centro de gravedad y pasaron de un hemisferio al
otro».
En el medio del hemisferio del agua hay una montaña cónica, el Purgatorio, que se
eleva en siete escalones. En su cima está el Paraíso terrestre o Jardín del Edén, donde
Dante encontró a Beatriz. Según La divina comedia, cuando el alma sube los siete
escalones del Purgatorio, queda libre de los siete pecados mortales y a continuación
asciende a través de las siete esferas del universo ptolemaico. A cada uno de los
planetas se asigna una de las siete virtudes. En la octava esfera, el alma recibe el
conocimiento de las verdades espirituales y en la novena, que es la más elevada, se
incorpora a los misterios celestiales.