Page 871 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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ven obligados a superar encuentra la siguiente analogía con los signos del Zodiaco,
según se utilizan en los Misterios de los egipcios, los caldeos y los griegos:
Aries al cruzar el río de lodo. Tauro, al cruzar el no de sangre. Géminis, al
descubrir los dos muñecos disfrazados de reyes. Cáncer, la Casa de la
Oscuridad, Leo, la Casa de las Lanzas. Virgo, la Casa del Frío (el habitual viaje
al infierno). Libra. la Casa de los Tigres (la elegancia felina). Escorpio, la Casa
del Fuego. Sagitario, la Casa de los Murciélagos, donde el dios Camazotz
decapita a uno de los héroes. Capricornio, la quema en el cadalso (el fénix
dual). Acuario, al arrojar sus cenizas a un río. Piscis, al convertirse sus cenizas
en peces-hombres y recuperar después la forma humana.
Parecería más adecuado asignar el río de sangre a Aries y el de lodo a Tauro y no
es en absoluto improbable que en la forma antigua de la leyenda el orden de los ríos
estuviera invertido. La conclusión más asombrosa del doctor Guthrie es su intento de
identificar a Xibalbá con el antiguo continente de la Atlántida. Para él, los doce
príncipes de Xibalbá son los gobernantes del imperio atlante y en la destrucción de
aquellos príncipes mediante la magia de Hunahpú y Xbalanqué encuentra una alegoría
del final trágico de la Atlántida. Sin embargo, para el iniciado resulta evidente que la
Atlántida no es más que una figura simbólica en la cual se presenta el misterio de los
orígenes.
Preocupado fundamentalmente por los problemas de la anatomía mística, Pryse
asocia los diversos símbolos que se describen en el Popol Vuh con los centros ocultos
de la conciencia en el cuerpo humano. Por consiguiente, encuentra en la bola elástica
la glándula pineal y en Hunahpú y Xbalanqué la doble corriente eléctrica que circula a
lo largo de la columna vertebral. Lamentablemente, Pryse no tradujo la parte del
Popol Vuh que trata directamente del ceremonial iniciático. Para él, Xibalbá es la
esfera oscura o etérica que, según las enseñanzas de los Misterios, estaba situada
dentro del cuerpo del propio planeta. El cuarto libro del Popol Vuh concluye con la
narración de la construcción de un templo majestuoso, completamente blanco, donde
se conservaba una piedra adivinatoria negra y secreta, de forma cúbica. Gucumatz (o
Quetzalcóatl) comparte muchos de los atributos del rey Salomón: el relato de la
construcción del templo en el Popol Vuh recuerda la historia del Templo de Salomón
y no cabe duda de que tiene un significado similar. Lo primero que impulsó a
Brasseur de Bourbourg a estudiar los paralelismos religiosos del Popol Vuh fue el
hecho de que el templo, junto con la piedra negra que contenía, se llamaba la