Page 888 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Aunque el registro de la iglesia en Eckernforde contiene un récord de su
muerte en 1784, se sabe que fue visto en varias ocasiones posteriores a esa
fecha asistiendo a una conferencia Masónica en 1785 y siendo reconocido en
Venecia en 1788. La última mención histórica del Conde de St. Germain fue
en 1822, cuando se presume que estaba a punto de embarcar hacia India.
Como historiador, el conde de Saint Germain poseía un conocimiento asombroso de
todo lo que había ocurrido en los dos mil años anteriores y en sus recuerdos describía
con gran lujo de detalles acontecimientos de siglos anteriores en los que había
desempeñado un papel importante. Colaboró con Mesmer en el desarrollo de la teoría
del mesmerismo y es muy probable que en realidad fuese el descubridor de dicha
ciencia. Sus conocimientos de química eran tan profundos que era capaz de suprimir
las fallas de los diamantes y otras piedras preciosas y en realidad asilo hizo, a petición
de Luis XV, en 1757.También era reconocido como un crítico de arte sin parangón y a
menudo lo consultaban acerca de pinturas atribuidas a los grandes maestros. Madame
de Pompadour dio fe de que poseía el legendario elixir de la vida, porque ella
descubrió —declaraba— que él había regalado a una dama de la corte cierto líquido
inestimable que había tenido el efecto de conservar le su vivacidad juvenil y su belleza
veinticinco años más de lo habitual.
La extraordinaria precisión de sus profecías lo hizo acreedor de no poca fama.
Predijo para María Antonieta la caída de la monarquía francesa y también fue
consciente del desdichado destino de la familia real varios años antes de que se
produjera la revolución. Sin embargo, la prueba suprema del genio del conde fue su
perspicacia para captar la situación política europea y la habilidad consumada con la
que eludió las ofensivas de sus adversarios diplomáticos Trabajó como agente secreto
para varios gobiernos europeos —incluido el francés— y en todo momento llevaba
cartas credenciales que le daban acceso a los círculos más exclusivos.
En su excelente monografía The Comte de St.-Germain, the Secret of Kings, la
señora Cooper-Oakley enumera los principales nombres por los que se hizo pasar esta
persona increíble entre 1710 y 1822. «Durante este período —escribe la autora—,
tenemos a monsieur de Saint Germain como el marqués de Montferrat, el conde
Bellamarre o Aymar en Venecia, el Chevalier Schoening en Pisa, el Chevalier Weldon
en Milán y Leipzig, el conde Soltikoff en Génova y Leghorn, Graf Tzarogy en
Schwalbach y Triesdorf, el Prinz Ragoczy en Dresde y el conde de Saint Germain en